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Bucarestinos

Henrieta Delavrancea Gibory: arquitectura moderna en femenino

Henrieta Delavrancea Gibory: arquitectura moderna en femenino

Mucho he escrito en este blog sobre los estilos arquitectónicos bucarestinos, con especial énfasis en su riqueza de edificios vanguardistas inspirados en el movimiento De Stijl y en las ideas modernas de Le Corbusier.

En la construcción de este patrimonio único, tuvo una significativa contribución la arquitecta Henrieta Delavrancea Gibory, nacida en Bucarest a finales de 1897. Henrieta vivió su infancia en el seno de una familia de la alta sociedad bucarestina pues su padre, Barbu Ştefănescu Delavrancea, un destacado abogado, escritor y poeta, fue alcalde de la ciudad, diputado y ministro. En casa de los Delavrancea era habitual recibir a los miembros más granados de la sociedad cultural y política rumana, entre los que destacaba el arquitecto Ion Mincu, creador del estilo nacional rumano, quien se convirtió en un temprano mentor de Henrieta.

En 1913, ingresó en la Escuela Superior de Arquitectura, donde compartió estudios con el posteriormente célebre Horia Creangă. Desgraciadamente, la entrada de Rumania en la Primera Guerra Mundial interrumpió temporalmente los estudios de Henrieta, quien no dudó en alistarse en el Ejército como enfermera voluntaria. Allí conoció a su futuro marido, el oficial francés Émile Gibory, con el que se casaría en 1919, en el mismo momento en que Walter Gropius lanzaba su manifiesto y el programa de la Escuela Bauhaus en Weimar. Después de una breve estancia en París, tras la firma del armisticio por el que Rumania salió de la contienda, la familia Gibory regresó a Rumania, trasladándose a vivir a la zona montañosa de Buzău, donde Henrieta entró en contacto por primera vez con la arquitectura tradicional y realizó sus primeros trabajos, dos villas en Eforie Sud, hoy desaparecidas.

En 1924, decidió retomar sus estudios, por lo que se trasladó de nuevo a Bucarest, coincidiendo con la edificación de las primeras obras modernas de la ciudad, diseñadas por el pionero arquitecto Marcel Iancu. A pesar de no haber finalizado todavía sus estudios, en 1925, Henrieta diseñó y comenzó la construcción de su propia villa, en el número 149 de la actual calle Mihai Eminescu, donde viviría el resto de su vida.

Casa de la familia Delavrancea Gibory

Henrieta se graduó en 1927, siendo la cuarta mujer arquitecto de la historia de Rumania, tras Ada Zăgănescu, Virginia Andreescu y Mimi Friedman. Mientras en Suiza, Le Corbusier organizaba el Primer Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, los trabajos de Henrieta tras terminar sus estudios estuvieron muy influenciados por el movimiento neo-rumano, como puede todavía comprobarse en el edificio del ayuntamiento de Oraviţa (1927), en la casa Blanche Bernay, (C/Victor Babeş, 10, Bucarest), construida en 1928, o en obras desaparecidas como la casa Alecu Ureche.

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Casa Blanche Bernay

En 1934, la vila “Vânturile, valurile” (Vientos y olas), construida para el general Gheorghe Rasoviceanu en Balcic – hoy, en territorio Búlgaro -, inicia una serie de 22 casas de vacaciones en la costa del Mar Negro que son, sin duda, su creación más significativa. Entre ellas, destacan también las casas Pilat y Constantiniu, espectacularmente situadas sobre terrazas frente al mar y con un tratamiento de volúmenes ya profundamente moderno, o la casa Popescu, que a la volumetría moderna añade las características ventanas en voladizo, tan típicas de la arquitectura balcánica.

Casa Constantiniu (Balcic), hoy desaparecida

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Casa Popescu (Balcic)

En Balcic, Delavrancea no se limitó a idear villas privadas, pues también diseñó el ayuntamiento de la localidad y la residencia de los guardas de fronteras y el salón de té del Palacio Real - hoy tristemente demolido -, una preciosa y ecléctica síntesis entre modernidad y tradición, con elementos celtas, bizantinos, rumanos, balcánicos y orientales, maravillosamente integrada en el paisaje de la conocida como Costa de Plata.

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Pabellón de los Guardias de Frontera (Palacio de Balcic)

Muchos otros trabajos sobresalen por su moderno diseño y su reinterpretación de formas y motivos tradicionales, como las casas Prager y Cantuniari en Bucarest. Una mención especial merece la Casa Vâlcovici, cuyo cubismo se atenúa por la interferencia de algunos planos curvos y cilíndricos.

Foto: Casa Cantuniar str. pictor Mirea

Casa Cantuniari, actualmente alberga la embajada de Venezuela

Foto: casa Valcovici str Londra

Casa Vâlcovici

No hay duda que sus contactos con la arquitectura vanguardista de los años 30, así como su amistad con Horia Creangă, contribuyó también a su propio concepto de la arquitectura en otros edificios como el Instituto de Higiene y el cinema Capitol en Bucarest, los inmuebles Arapu y Solly Gold o la Residencia Petroşani en Eforie.

Foto: cinematograful Capitol (fatada si holul de acces fara sala)

El lamentable estado actual del Cinema Capitol...

Foto: cinematograful Capitol (fatada si holul de acces fara sala)

... y su proyecto, que vio la luz tal cual a finales de los años 30

Foto: imobilul de locuite  Grig Arapu str. Pictor Iscovescu

Inmueble Arapu, que todavía puede admirarse hoy,

aunque con algunas modificaciones

La Segunda Guerra Mundial interrumpió bruscamente muchos trabajos de Henrieta y su situación empeoró progresivamente, llegando a subsistir gracias a la venta de galletas. Acabada la contienda, en 1948, consiguió emplearse como arquitecta proyectista en el Ministerio de Sanidad y, entre otros trabajos, colaboró en la edificación del Hospital Clínico Fundeni y en el Instituto Oncológico del Hospital Filantropía, hoy abandonado y en un lamentable estado de ruina. Desgraciadamente, en ninguno de estos edificios atisba ni un ápice de la capacidad creativa de Delavrancea.

Dibujo del bloque Macavei, hoy visitable en Bucarest

Tras el terrible terremoto que asoló Bucarest en el año 1977, aprovechado por Ceaușescu para derribar centenares de edificios e imponer su programa de sistematización arquitectónica del que surgió, entre otros, la imponente Casa Poporului, una octogenaria Henrieta se unió a un grupo de intelectuales para frenar, sin éxito, el demoledor plan de la tiranía comunista. Dedicó los últimos años de su vida a restaurar la iglesia de San Jorge El Nuevo de Bucarest, trabajo que dejó inacabado al sorprenderle la muerte en 1987, en la misma casa que ella había diseñado y construido 62 años antes.

Foto: institutul de igiena  fundatia Rockefeler

Instituto de Higiene (Bucarest)

Si Bucarest tiene muchos motivos para ser visitada, descubrir la arquitectura de Henrieta Delavrancea es, sin duda, uno de ellos. Si, además, el visitante puede desplazarse a Balcic, el viaje será completo y habrá valido totalmente la pena.

4 comentarios

Jimena -

Estimado, lo felicito por visibilizar el trabajo de una mujer arquitecta en Rumania!
Gracias!

Me gustaría ponerme en contacto con Usted para solicitarle permiso para usar sus fotografías. Espero su respuesta.

JORGE ALEJANDRO BLUM DOMINGUEZ -

Mi estimado Carlos: Féliz año 2017 para ti y tu apreciable familia. Felicidades por esta excelente información de arquitectura rumana que nos haces llegar. Recibe un abrazo

AMA Gloria -

Brillante, como siempre.

Luis -

Bravo, ¡bravo!, ¡¡¡bravo!!!
Fantástica entrada.