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La Pascua en Bucovina (VI): Noche de Resurrección (Noaptea Învierii)

La Pascua en Bucovina (VI): Noche de Resurrección (Noaptea Învierii)

Hacia la media noche, la mayor parte de la comunidad se dirige a su parroquia, caminando en silencio, con una vela apagada en sus manos. En el templo les espera el sacerdote, que ya ha recibido la luz traída para la ocasión desde el Santo Sepulcro de Jerusalén. Como símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte y de la luz divina, en recuerdo de la resurrección de Cristo y del fragmento 8:12 del evangelio de San Juan (Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida), empieza la ceremonia con una frase del párroco: “Veniți și luați lumină!” (¡Venid y tomad la luz!). Los fieles se acercan entonces al iconostario para encender sus velas y lentamente van saliendo de la iglesia.

Una vez toda la comunidad está reunida fuera, el párroco encabeza una procesión que, por tres veces, rodea el templo entre cánticos, entonados por un reducido grupo, que celebran la resurrección de Cristo. ¿Por qué se dan tres vueltas alrededor de la iglesia? Para la mayor parte de las culturas, el tres es un número perfecto que simboliza lo acabado y culminado. Es por este motivo que, a lo largo de la historia, muchas divinidades se presentan como tríada, reflejo de la perfección, la complejidad y la complementariedad, como en el caso de la Trinidad cristiana. Al final de la última vuelta, el sacerdote se detiene frente a la fachada de la iglesia y lee en voz alta el capítulo 28 del evangelio de San Mateo, que describe la resurrección del Mesías, en medio de un gran silencio. La ceremonia termina cuando el religioso dice “Christos a înviat!” y los presentes responden “Adevărat a înviat!”, abrazándose con alegría.


La mayor parte de los fieles regresan entonces a sus casas, con sus luces encendidas, aunque algunos permanecen en el interior de la iglesia celebrando la liturgia. Tradicionalmente, al llegar al hogar familiar, el cabeza de familia realizaba la señal de la cruz, con la vela encendida, sobre el dintel de la puerta, dejando allí una señal ahumada.

Hacia las 5 de la mañana, al alba, los creyentes se reúnen de nuevo junto a la iglesia habiendo llevado un gran cesto con las Pascas, los huevos pintados, pasteles diversos, carne de cordero, queso y otras viandas. Forman un gran círculo en el exterior del templo, iluminado por las velas encendidas en la anterior ceremonia, y el sacerdote, con ánimo alegre y menos solemne que horas antes, bendice los alimentos y desea feliz Pascua a todos los presentes. Un grupo, portando iconos procesionales, lo acompaña mientras entonan canciones que, de nuevo, celebran la resurrección de Cristo. La segunda visita a la iglesia es breve y la gente se despide feliz hasta el día siguiente.


1 comentario

Luis. -

Me lo dijo un ortodoxo. A diferencia de los católicos (españoles), que celebran la muerte de Cristo, nosotros celebramos su Resurrección. Me parece que algo de eso hay. Muy buena entrada, Carlos.