Blogia
Bucarestinos

Tráfico de ajos

Tráfico de ajos

Disculpe el lector de antemano mi apego a los tópicos pero comprenderá enseguida que la noticia vale su peso en oro: el Ministro de Finanzas del país que vio nacer a Drácula, Sebastian Vladescu, ha hecho saltar todas las alarmas al denunciar públicamente el tráfico ilegal de ajo a través de la frontera moldava.

 

Debe advertir quien me lee que, en nuestras circunstancias, aquéllos que vivimos en Rumania queramos estar bien surtidos de esta hortaliza bulbosa incluso a costa de saltarnos la ley vigente, pues sus efectos sobre los muertos vivientes chupadores de sangre está más que probado.

 

Parece ser que unos amables chinos envían ajo hasta Moldavia en cantidades industriales y allí, a través de la permeable frontera con Rumania, saltan los contrabandistas a nuestro territorio con dos o tres cajas por barba.

 

Los últimos desdichados a los que ha pillado la policía habían importado 10 toneladas, sin duda una cantidad suficiente para proteger centenares, ¡qué digo!, miles de inocentes yugulares. Pero ahora los ajos se marchitan custodiados en un almacén de Iasi así que el ciudadano rumano – y los que compartimos su tierra – nos olvidamos por momentos de la crisis ante el temor de una inesperada y violenta transfusión. 

 

2 comentarios

Ana -

Jejeje!!!! que buen post!!! Pobres chinitos....

Luis -

Qué miedo. La situación es tremebunda, por lo que intuyo. ¿Habéis probado con agua bendita?

Aunque, no sé... Aquí ya ves cómo nos chupan la sangre algunos y no hay ajo o garrafón de agua bendita que valga.