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Bucarestinos

¡Qué le corten la cabeza!

¡Qué le corten la cabeza!

Esta mañana ha rodado una de las cabezas más esperadas del gobierno, la de Emil Boc, primer ministro de Rumanía.

Los manifestantes de Piaţa Universitate, centro simbólico de esta segunda revolución, y del resto del país pueden sentirse satisfechos pues, por primera vez en la Rumanía democrática, la presión de la calle ha conseguido que un político dimita, aunque le haya costado tanto tomar la decisión. Ni la nieve, ni las bajas temperaturas ni los vientos helados los han devuelto a casa durante estos durísimos últimos días y, finalmente, han obtenido su recompensa.

¡Bravo!

La coalición opositora entre el Partido Social Demócrata (PSD) y el Partido Nacional Liberal (PNL) se ha apresurado a celebrar la dimisión, aunque poco o nada haya tenido que ver su lamentable actitud tabernera de boicotear el Parlamento.

Hasta aquí la historia bonita, la que reflejan ya las portadas de todos los periódicos, incluso los españoles, que por una vez echan la vista hacia la derecha en el mapa de Euorpa y se acuerdan de Rumanía. La realidad es que esta es una victoria a medias pues la cabeza más deseada es la de Basescu. Emil Boc, antiguo alcalde de Cluj, es un político con experiencia que en su ciudad supo demostrar una gran capacidad de gestión pero que, una vez en Bucarest, se encontró un país ingobernable dirigido por un despótico Basescu que, aunque compañero de partido, ha sido su peor enemigo.

Los manifestantes están contentos y tienen motivos para estarlo, sin embargo, debemos ser honestos y reconocer que no han sido ellos los que han condenado a Boc, sino la necesidad de Basescu de sacrificarlo para perpetuarse en el poder, al menos, hasta las elecciones de noviembre. El antiguo capitán de la marina mercante rumana, reconvertido en corsario, ha prescindido de un grumete para salvar su puesto de timonel y seguir con su enloquecida carrera totalitaria hacia el hundimiento definitivo de su partido, hoy a 40 puntos de distancia de la coalición antinatura formada por socialistas y liberales.

En unas horas sabremos a quién designa Basescu como nuevo primer ministro.

Dios nos pille confesados.


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