Sobre el descontento
Ha llegado el 31 de mayo y con él la temida huelga general, pero los autobuses y el metro funcionan, la gente camina hacia sus oficinas, los colegios están abiertos y todo parece igual que cualquier otro día. Por mi parte, escribo esto tomando un café mientras espero para la enésima reunión en el Ministerio, así que los castigados funcionarios también están en su sitio.
Basescu anunció hace días drásticos recortes sociales y en los salarios públicos, los sindicatos se revolvieron y anunciaron una paralización del país, sin embargo, nada parece haber ocurrido. No sé si les habrá entrado un ataque de pereza en el último momento o si habrán reflexionado sobre la utilidad de sus protestas, pero el tráfico está hoy tan imposible como siempre.
La economía rumana se encuentra en su peor momento desde la derrota del comunismo. El PIB se desplomó durante 2009 un 7,1 % y los datos del primer trimestre de 2010 apuntan a que hay que sumarle una caída adicional del 2,5 %. Han disminuido el consumo interno, las exportaciones y la producción. La inversión extranjera también ha caído más de un 70 % respecto al año pasado y el problema es que, según coinciden los analistas, no hay ningún síntoma de recuperación a medio plazo.
Por su parte, el FMI sigue presionando al Gobierno Boc. Hace unas semanas pronosticó que el crecimiento rumano sería probablemente negativo durante todo este año y alertó de nuevo sobre el elevado déficit que puede poner en peligro el próximo tramo del préstamo que tiene que recibir Rumania para afrontar sus obligaciones financieras más inmediatas.
EL FMI cree que el recorte del 25% en los salarios públicos, del 15% en las pensiones y la reducción de cerca del 30% en el número de funcionarios son ya insuficientes (y todavía no se han puesto en práctica!), así que ha propuesto que adicionalmente se eleve el impuesto sobre la renta hasta el 20%, desde el actual 16%, y que se suba el IVA hasta el 25% desde el 19% que se soporta en estos momentos.
Leo en algunos periódicos españoles sobre el “descontento social” en Rumania pero no lo veo reflejado en la calle. No sé si es un deseo de los redactores o si imaginan que algo está pasando mientras escriben sentados en sus escritorios de Madrid o Barcelona, sin embargo, valdría la pena que se pasasen por aquí para comprobar la parálisis que aqueja al pueblo rumano ante semejante desastre e intentasen encontrarle una explicación.
4 comentarios
Carlos -
No pretendo dar lecciones, sólo constato la patética descordinación de los sindicatos rumanos para dar una respuesta unitaria ante los recortes del gobierno.
Sigo pensando que unos recortes así merecen una respuesta más contundente que, en mi opinión, sólo han dado los jubilados de Rumania (a los que dediqué ya un post elogiándolos).
El resto, se conforman con ir al mall mientras esto se hunde.
Radu -
Carlos -
Como tú bien dices, la agitación se nota en las conversaciones pero veo muy poca acción. No necesito mezclarme más, tengo bastantes amigos rumanos y todos están de acuerdo en que, teniendo en cuenta las draconianas medidas impuestas por el gobierno, aquí nadie hace nada, empezando por la oposición política.
Por último, de tu mensaje deduzco que no te consideras europea y, la verdad, sería un buen primer paso empezar a considerarte una ciudadana de primera fila en Europa.
Alina -