Las puertas decoradas de Maramureș: origen, construcción y significado (I)
Maramureș es una región del noreste de Transilvania, fronteriza con Ucrania, que - junto a la vecina Bucovina, en Moldavia -, conserva con más entusiasmo las tradiciones de Rumanía, especialmente ligadas a la cultura religiosa ortodoxa, mezclada con los más variopintos tintes paganos, como veremos a continuación.
Sus dos manifestaciones más emblemáticas son, por un lado, sus impresionantes iglesias de madera y, por el otro, las puertas decoradas de sus granjas, muestra del status social de sus propietarios. La tradición de las puertas monumentales se remonta al siglo XV aproximadamente, momento en que la región estaba organizada como un voivodato bajo soberanía húngara, con una mayoría de la población rumana y algunos asentamientos sajones y sículos, dedicados a explotar minas de sal y la industria maderera. Una multitud de pequeños nobles locales (llamados knez), escasamente adinerados, poblaban la zona, hasta el punto de que, en el siglo XV, Maramureș era la zona del Imperio de los Habsburgo con más nobles por metro cuadrado. Entre sus privilegios nobiliarios, destacó su derecho a levantar una gran puerta en su propiedad – derecho que no tenía el resto de los habitantes -, convirtiéndose así en un símbolo externo de su poder.
La clásica puerta (poartă) monumental de Maramureș, siempre de madera, está formada por la puerta misma y varios pilares que sostienen un techo a dos aguas. El modelo más antiguo tenía tres pilares de igual altura, con una puerta pequeña para las personas y una más grande, de dos hojas, para el acceso de los carros. En ocasiones, las puertas tienen también un banquito cubierto donde sentarse a vérselas venir, protegerse de la lluvia o conversar con los vecinos. Sobre esta base, existen puertas de los más variadas, con hasta ocho pilares en dos filas, sin puerta o con dos puertas para los individuos, con una puerta grande de una sola hoja, etc.
Estas puertas suelen construirse con madera de roble, cuya tala debe coincidir con un ciclo de luna llena para ahuyentar las desgracias de la casa. Su transporte se realiza en martes, jueves o sábados, conocidos en rumano como “días dulces”, de modo que la madera se impregne de buena suerte. Bajo el tablón de madera que constituye el umbral, se entierran algunas monedas, incienso y agua bendita para “alejar las plagas”.
Para los campesinos de Maramureș, como en tantas otras culturas ancestrales, cruzar la puerta supone una cierta transfiguración, traspasar desde un mundo complejo y desordenado al universo pacífico y acogedor que constituyen la familia y el hogar. De este modo, estas puertas representan el intervalo que separa el exterior del espacio casi sagrado de la granja. Así como en otras regiones de Rumanía, la separación entre el lugar sagrado que constituye la iglesia y el espacio laico de la casa es nítida, en Maramureș muchas veces se confunde como un reflejo de la religiosidad de sus habitantes. Asimismo, muchas casas se orientan hacia el este, como las iglesias, celebran rituales de protección parecidos y se decoran con motivos similares.
1 comentario
GLORIA -
Van a disfrutar los que vayan contigo al próximo viaje, como lo hice yo hace algunos años cuando vivías allí.