La Pascua en Bucovina (I)
Aunque estemos abocados hacia el verano y la Semana Santa sólo quede en el recuerdo, voy a dedicar una pequeña serie de entradas a la celebración de la Pascua en Bucovina donde, en los últimos años, nos hemos empapado de las tradiciones locales y que, por su significación, merecen un espacio en este blog.
Para la tradición cristiana, el nacimiento y la muerte de Cristo constituyen los momentos más trascendentales de la vida del Mesías, sin embargo, para la comunidad ortodoxa, cuya tradición es la más escatológica de las de todas las iglesias, la resurrección de Cristo y, por tanto, su victoria sobre la muerte, garantía de la salvación del hombre, es la más importante de las conmemoraciones litúrgicas.
En la región de Bucovina, al noreste de Rumania, la tradición de la Pascua se vive con especial intensidad, posiblemente debido a la enorme influencia de la gran comunidad monacal que puebla la región. En el seno de la población agraria ancestral de Bucovina, estructurada sobre el ciclo inexorable de la naturaleza, cualquier celebración trata siempre de combinar el curso de las grandes conmemoraciones religiosas con los momentos más relevantes de la vida de sus habitantes, de modo que nacimientos, bodas, fiestas, labores agrícolas, quehaceres o entierros tienen todos una fuerte componente espiritual. En un contexto así, es lógico que una fiesta de resurrección implique a toda la comunidad, a la propia tierra, y las renueve.
En la celebración de la Pascua es posible identificar viejos rituales atávicos de renacimiento simbólico, a través del sacrificio de Dios, que muere y resucita cada año como la propia naturaleza que envuelve a los creyentes. Durante la Semana de Pasión (Semana Grande), cuando Jesús fue torturado, humillado y crucificado, se alcanza una apoteosis del desorden comparable a la que se desata entre el Viejo Año y el Nuevo. Tras el milagro de la Noche de Resurrección (Noaptea Învierii), empieza la Semana Iluminada (Săptămâna Lumintă), reestableciéndose así el orden y la tranquilidad (ordinea şi liniştea) de la comunidad.
La Pascua significa algo más que algunas simples prohibiciones en la alimentación y en los hábitos diarios, es un tiempo de plegarias, de reflexión, de iluminación interior y de contemplación feliz del esplendor de un nuevo inicio, que el cristiano ve también reflejado en el estallido de una exuberante Bucovina primaveral a la que se siente indefectiblemente unido. La resurrección es, de este modo, una noción intuida y desarrollada por el hombre sobre su experiencia de los ciclos naturales (astrales, vegetales, etc.) y el mito del eterno retorno.
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