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Bucarestinos

Stâlpul lui Vodă (Vama)

Stâlpul lui Vodă (Vama)

En la relación entre rumanos y turcos no todo fueron batallas y caras de perro pues la clase dirigente boyarda dio también muestras de colaborar con la Sublime Puerta cuando creyó que defendía mejor sus intereses frente a austríacos y rusos.

Un ejemplo de ello lo tenemos en Vama, donde se levanta el llamado Stâlpul lui Vodă, una estela erigida por el boyardo Mihai Racoviță en 1717 en recuerdo de su campaña en Transilvania contra los austríacos. Mihai Racoviță fue escogido Príncipe de Moldavia por el sultán en tres ocasiones, entre 1703 y 1705, entre 1707 y 1709 y entre 1716 y 1726. También fue Príncipe de Valaquia entre 1730 y 1731 y entre 1741 y 1744, circunstancia bastante habitual pues la Sublime Puerta no solía dejar que un príncipe se eternizase en su cargo para evitar que le cogiese gusto al poder o que sus súbditos le tomasen demasiado cariño.

Durante la guerra austro-turca de 1716-1718, las tropas del emperador Carlos VI de Habsburgo invadieron Valaquia para arrebatársela al sultán. En noviembre de 1716, las tropas austríacas ocuparon Bucarest y con ayuda de algunos ciudadanos, tomaron prisionero al Príncipe Nicolás Mavrocordato y lo enviaron a una prisión en Sibiu.

Tropas imperiales entraron entonces en Moldavia y, acompañadas por tropas moldavas opuestas a Racoviță, avanzaron de forma aplastante hasta Neamț, donde tomaron sin problemas la imponente fortaleza. En enero de 1717, una pequeña parte del ejército imperial, dirigida por el capitán belga François Ernau, entró en Iași para detener al Pírncipe moldavo. Temiéndose sufrir la misma suerte que su homólogo válaco, Mihai Racoviță se refugió en el Monasterio de Cetățuia, en Iași, que fue inmediatamente asediado. La suerte de Racoviță cambió cuando en ayuda de sus tropas acudieron 2.000 jinetes tártaros que conjuntamnete derrotaron a los austríacos, prendieron a Ernau y lo decapitaron frente a la Corte Principesca.

Tras la victoria, el Príncipe Racoviță, al frente de los moldavos leales y los jinetes tártaros, persiguió a los derrotados austríacos hasta Transilvania, donde por orden del sultán debía dar su apoyo a Francisco Rákóczi II en su lucha por la independencia de Hungría del Imperio de los Habsburgo. La firma del Tratado de Passarowitz entre el Imperio Otomano y Austria, en julio de 1718, pilló a las tropas de Racoviță en el sitio de Bistrița que, ya sin enemigo, lo abandonaron retirándose a Moldavia.  

En su regreso, el Príncipe Mihai Racoviță decidió construir un monumento en Vama - antigua frontera entre Moldavia y Transilvania, de ahí su nombre - que recordase sus hazañas, por lo que levantó esta columna monolítica de 3 metros de altura, grabada en rumano escrito con caracteres cirílicos,  que todavía nos recuerda los hechos de aquella campaña.

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1 comentario

AMA Gloria -

Hijo mío... no me extraña que no haya comentarios, toda esa historia es apabullante, tanto como desconocidos son sus protagonistas.