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Bucarestinos

Reflexiones

Luto

Desde Bucarestinos, queremos expresar nuestra profunda pena por el accidente del AVE en Galicia.

¡Muchos ánimos a todos!

Gettysburg

Gettysburg

Este año se celebra el 150 aniversario de la batalla de Gettysburg.

Visitando el campo de batalla y el correspondiente museo, he comprobado con tristeza cuánto recorrido nos falta a los españoles hasta alcanzar la grandeza de los nortemericanos para aceptar la propia historia y no limitarse a hablar de buenos y malos.

Ante la que se nos viene encima...

La crítica hacia la clase política es imprescindible, sin embargo, la historia ha demostrado repetidamente que, cuando la sociedad deja de confiar en sus políticos, la alternativa es la tiranía (o el autoritarismo, en su versión moderna). Lo que hace falta hoy es más política individual, una activa aplicación de la virtud ética en todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida.

¡Menos cinismo y más Aristóteles!

Sobre coches de lujo

Sobre coches de lujo

Leo en la prensa local que está previsto que las ventas de automóviles de lujo aumenten este año en Rumanía entre un 10 y un 15%. Por su parte, el mercado de automoción general, el destinado a la mayoría de los mortales, ha matriculado en los primeros meses de 2011 un 12 % menos de coches que durante el mismo período del año anterior y está previsto que apenas crezca a lo largo de este año.

Para ser más concretos, las ventas de Mercedes aumentaron más de un 50%, BMV registró un crecimiento del 12,5%, Audi del 23%, Porsche del 38% y Lexus del 21 %. Sólo en el trayecto desde mi casa hasta la guardería de los niños, veo diariamente aparcados dos Porsche Carrera, un Cayene, dos Masserati, un Hummer y un Ferrari.

Pero lejos de indignarme, agradezco que en este país de las maravillas sea tan sencillo detectar y evitar a los delincuentes pues, salvo honrosas excepciones, mayoritariamente están sentados tras los volantes de estos vehículos.

En recuerdo de Khan Mohammad (o sobre por qué debemos quedarnos en Afganistán)

En recuerdo de Khan Mohammad (o sobre por qué debemos quedarnos en Afganistán)

Khan Mohammad era el director de la escuela de un pueblo perdido en Afganistán llamaro Porak, apenas un conjunto de casas pobres en medio de la nada, a unos 100 km de Kabul. Salía de su casa por la mañana junto a uno de sus hijos y un grupo de talibanes disparó contra él hasta matarlo, hiriendo también al niño. El delito de Mohammad había sido el de no atender a las amenazas de los fanatizados barbudos y obstinarse en educar a las niñas de Porak en su escuela. Las amenazas contra maestros por este motivo son algo habitual en las zonas rurales de Afganistán, a veces incluso arden las escuelas y se asalta a los padres que envían a sus hijas al colegio para que aprendan a leer y escribir. Hay que ser muy valiente para abrir una escuela para niñas en Afganistán.

Mientras los talibanes gobernaron Afganistán, entre 1996 y 2001, se prohibió educar a las niñas, se impidió a las mujeres trabajar, se las escondió tras un burka y se les restringió el acceso a la sanidad. Las mujeres y las niñas afganas quedaron confinadas en sus casas, bajo la atenta mirada de los varones de sus familias. Hoy, menos de un 13 % de las afganas son capaces de leer y escribir  y apenas un 8 % de las niñas asiste con regularidad a clase, aunque teóricamente un 40 % están escolarizadas. El gobierno de Karzai, corrupto donde los haya, al menos ha devuelto a las afganas la capacidad de votar y el derecho a la educación y al trabajo, aunque la sociedad que las envuelve no les permite disfrutar plenamente de estos derechos, especialmente en las zonas rurales.

Recientemente, las potencias occidentales han anunciado que a partir de julio empezarán a retirar sus tropas y que en 2014 ya no quedarán soldados extranjeros en ese país por lo que la cosa pinta mal para las hembras afganas.

Valga este breve post como homenaje a un hombre que tuvo el coraje de enfrentarse a la barbarie para aportar luz en un país de sombras y pagó cara su osadía.

Uno sólo en Bucarest

Uno sólo en Bucarest

Veo en la prensa que en España hay montada una buena y yo tengo el corazón partío respecto a lo que allí ocurre.

Me gusta que la gente salga a la calle a protestar, es sano y demuestra que nuestra Democracia está viva, que todavía tiene energías y ganas para denunciar los michelines del sistema. Comparto con los manifestantes sus deseos de poder votar listas abiertas, de reclamar una verdadera separación de poderes - ya saben, aquello del Legislativo, Ejecutivo y Judicial -, de impedir que las listas electorales se llenen de imputados en escándalos de corrupción, de exigir que el voto de un hombre valga igual en todas partes de España, independientemente de dónde viva, o de reivindicar el fin de la financiación pública de los partidos políticos. En definitiva, me gusta que se exija una verdadera regeneración – o depuración – del sistema democrático y, sobre todo, que se haga sin violencia.

Pero también hay cosas que no me gustan, como por ejemplo que algunos pretendiesen extender la protesta más allá de las plazas y recorrer las calles gritando no se sabe exactamente qué el día de la jornada de reflexión y en durante el día de elecciones (cosa que, al parecer, finalmente no ha ocurrido, aunque ya tenemos un segundo precedente – la jornada de reflexión tras el 11M fue la primera - sobre cómo saltarnos a la torera la necesaria paz propia de la jornada de reflexión). Me huele mal que la indignación haya estallado ahora, en plena recta final de la campaña electoral, y no hace unos meses o quizás en un par de semanas. Me escama la vaguedad de las propuestas de los manifestantes, que a estas alturas de la película no hayan elaborado un manifiesto que aclare qué piden exactamente. Me alucinan ciertos discursos demagógicos, que pretender introducir con calzador posturas claramente políticas e ir mucho más allá del origen de la irritación ciudadana. Finalmente, me apena comprobar que los políticos españoles no han entendido nada y que en las últimas horas de campaña intentasen acaparar el voto de los indignados (¿es que no han escuchado ni una palabra de lo que dicen?).

Por mi parte, atendiendo a unos comentarios en Twiter (#romanianrevolution) y llevado más por la curiosidad que por ansias reivindicativas, me he acercado a las 19 h a la Embajada de España, sin embargo, no había nadie más. La foto que he tomado ha despertado los recelos de la policía, que ha venido a preguntarme qué hacía allí tomando fotos. Para no dar demasiadas explicaciones, el blog me ha servido de exclusa.

Veremos qué ocurre mañana.

Sobre el puro morbo y la integración

Sobre el puro morbo y la integración

Leo tanto en la prensa española como en la de aquí el caso de una chica rumana embarazada asesinada por su pareja – también rumana – en la localidad de Torrejón de Ardoz. El espeluznante crimen tiene además el añadido que el energúmeno contactó por Internet con la familia de la víctima para mostrarles su fechoría y, de paso, amenazar de muerte a la hermana de la desdichada. Por suerte, la policía rumana contactó a tiempo con la española y se pudo detener la carnicería y arrestar al asesino.

Sin duda, la historia es suficientemente espantosa como para que la industria del morbo televisivo de ambos países se haya frotado las manos y haya dedicado sus buenos minutos a explotar tan escabroso tema. La cadena rumana Antena 3 dedicó incluso un programa especial nocturno para tratar la noticia durante el cual, los sesudos tertulianos y el presentador se preguntaban, algo acomplejados, si iba a cambiar la opinión que tienen los españoles de los rumanos a causa de este crimen. ¿Cambiaron los rumanos su opinión sobre los españoles cuando un descerebrado rebanó el pescuezo de sus padres y su hermana menor con un sable japonés?, ¿y cuándo dos idiotas admiradoras este psicópata mataron a una compañera de clase para ganarse su admiración? Pues eso. 

Sea como fuere - no quiero desviarme del tema -, para ilustrar su debate el programa contactó con la portavoz de la Federación de Asociaciones de Emigrantes Rumanos en España, Sra. Cristina Lincu, quien, tras agradecer educadamente la invitación, reprochó a los periodistas que aquélla era la primera vez que una televisión rumana contactaba con la federación y lamentó que lo hiciese por semejante historia. Muy digna, la Sra. Lincu dijo que esperaba que le preguntasen por la reciente noticia según la cual los rumanos forman el colectivo de inmigrantes que más se ha inscrito en las Oficinas del Censo Electoral para participar en las próximas elecciones municipales españolas.

¡Bravo, Sra. Lincu, bravo! Efectivamente, eso es una noticia y lo demás es puro y repugnante morbo. Si los rumanos son los inmigrantes que más se interesan por la política de su municipio es porque no quieren quedarse al margen, porque les interesa qué ocurre en su ciudad, porque están implicados con la sociedad en la que viven, en definitiva, es porque están integrados.

Ante semejante elocuencia, ningún periodista osó seguir preguntando a la Sra. Lincu y juntos volvieron a zambullirse en la basura pues, supongo, ahí se sentían más cómodos. Por mi parte, simplemente cambié de canal.

Rumanía en la Epoca de Aur

A finales de 1964, pocos meses antes de la muerte de Gheorghiu-Dej, antecesor en el poder de Ceauşescu, una televisión occidental filmó este curioso reportaje sobre Rumanía (clickar sobre la imagen para ver el vídeo).

Sin entrar en asuntos políticos, la película muestra una Rumanía bellísima – ¡en eso no ha cambiado! -, aferrada a sus tradiciones pero sin renunciar a la modernidad, un país permeable a las modas occidentales, donde los turistas pueden disfrutar de estaciones de esquí totalmente equipadas, flamantes hoteles, hermosas ciudades monumentales y de unas playas que, de acuerdo con el locutor, nada tienen que envidiar a la costa española.

El vídeo vale la pena para comprobar cómo era aquella Rumanía - al menos, externamente - que iniciaba la Epoca de Aur  y cómo la demencia del déspota Ceauşescu y la cleptocracia impuesta por la actual oligarquía política cambiaron un país que, poco a poco y con mucho esfuerzo, intenta hacerse de nuevo un lugar en el mundo.

De zombis

De zombis

Permítame el lector una reflexión algo alejada de las habituales.

Existe una relación entre las grandes crisis de la humanidad del siglo XX y el cine de zombis. Nótese que no estoy hablando de crisis bélicas de largo alcance, sino preferentemente de crisis políticas, económicas o sociales. Las primeras películas de zombis aparecieron brevemente justo tras el crack del 29 – destaca White zombie, de 1932 - para prácticamente desaparecer después. En los años 50, en los inicios de la Guerra Fría, se pusieron de moda los OVNIS y los extraterrestres, aunque algunas películas los relacionaron con pseudo-muertos vivientes como en el caso de Zombis de la estratosfera (1952) o incluso la mítica Plan 9 del espacio exterior (1959). En un mundo con terribles antecedentes y cuya complejidad aumentaba de forma vertiginosa, era reconfortante pensar en la inocencia del ser humano y en la amenaza exterior, aunque estos primeros ejemplos del cine con zombis atisbaban ya el contenido de un mensaje diferente, más crítico con el ser humano.

Los años 60 fueron los del fin de la inocencia, se impuso el pensamiento de Plauto según el cual "El hombre es un lobo para el hombre" y de ahí que durante ese decenio apareciesen los zombis como trasunto del ser humano de entonces, tan irracional y violento como incapaz de controlar un mundo que, debido al aumento de los flujos de información, cada vez se le hacía más incomprensible. Despuntaron entonces grandes clásicos como la reflexiva El último hombre sobre la Tierra , protagonizada por Vincent Price, o La noche de los muertos vivientes de George A. Romero, que dio el verdadero pistoletazo de salida al fenómeno zombi tal y como lo entendemos hoy en día.

Inmediatamente después de la crisis del petróleo hubo un repunte en los estrenos de películas de zombis, aunque fue en los años 80 cuando, a razón de prácticamente un estreno mensual, se vivió la primera época dorada del género coincidiendo con el aumento del terrorismo internacional y con los últimos estertores del comunismo. De estos años destacan títulos como Muertos y enterrados, la fantástica The Evil Dead o El día de los muertos. Al tiempo que se denunciaban públicamente las consecuencias de la crisis ecológica y el fin de las fuentes de energía derivadas del petróleo, los 90 asistieron a un ritmo de producción zombi similar La última gran crisis mundial, desatada por una globalización que amenaza a la singularidad del individuo, por la debilidad del Imperio americano y por el estallido de la crisis financiera coincide también con un momento de esplendor de la temática zombi, magníficamente representada hoy por la serie The Walking Dead y por la postmoderna saga de Resident evil, entre muchos otros títulos.

Más allá de la cronología, el zombi se presenta cada vez más como paradoja del ser humano actual. Su rabia es contagiosa – sólo hay que mirar al telediario para comprobar lo contagiosa que es la violencia entre el ser humano –, se mueve por impulsos – comer/consumir - y sólo muere al dispararle al cerebro, pues es precisamente ese órgano el causante de todos los males del hombre y del zombi. Quien piensa demasiado, quien analiza detenidamente el mundo que le rodea, puede acabar cayendo en la locura y actuando como un zombi violento aunque, paradójicamente, también quien no emplea su cerebro acaba actuando como un zombi errante.

El zombi como voluntad y representación.

Johann Baptiste Cramer

Johann Baptiste Cramer

Beethoven lo consideró el mejor pianista de su época e Ignaz Moscheles dijo de su música que era “tan intelectual como entretenida”. Debido a su naturaleza refinada y a su estilo musical impecable, en Londres lo conocieron como Glorioso John.

Johann Baptist Cramer, hijo del violinista y director de orquesta inglés Wilhelm Cramer, nació en Mannheim el 24 de febrero de 1771. Muy pronto se trasladó con su familia a Londres donde empezó a recibir clases de música de su padre. Debutó como intérprete de piano a los diez años y a los doce empezó a recibir clases de Muzio Clementi, convirtiéndose rápidamente en un virtuoso muy reconocido por el público británico.

En 1788 emprendió su primera gira de conciertos por ciudades de Francia y Alemania, actividad que simultaneó con la composición de sus propias piezas. Fue buen amigo de Beethoven, Haydn, Berlioz, Mendelssohn y Liszt, de los que interpretó la mayor parte de sus obras para piano.

Desde 1800 se estableció definitivamente en Inglaterra, donde siguió realizando conciertos y trabajando en la publicación de las obras de sus colegas y amigos músicos. En 1835 se retiró definitivamente de los escenarios, dejando como herencia un estilo interpretativo seguido por la mayoría de los pianistas del siglo XIX.

Como compositor, Cramer nos ha dejado 124 sonatas y 84 estudios para piano, 50 sonatas para otros instrumentos acompañados de piano y 9 conciertos para el mismo instrumento que recomiendo descubrir a los amantes de la música clásica.

 

Mascarilla facial

Mascarilla facial

Que la belleza exige ciertos sacrificios parece una obviedad, sin embargo, todo tiene sus límites. Ayer, avituallándonos en el súpermercado, nos topamos con esta máscara de barro de la marca Montagne Jeanesse, que en una interpretación libre al español podría traducrise como El Circo de los Monstruos Marinos de las Profundidades de las Fosa de Las Marianas.

Al parecer, el contenido del sobrecito proviene del Mar Muerto, cosa que me extraña poco a la vista de la fotografía que lo ilustra. La pobre mujer, víctima, sin duda, de la búsqueda compulsiva de la excelencia, se ha embadurnado la cara con un barro azul de origen más que dudoso (por mucho que se insista en lo del Mar Muerto). No contenta con su aspecto, ha colocado una hoja fresca de plátano sobre cada ojo y encima, un canapé de paté del malo, trufado de grasa y coronado por ramitas de coral blanco.

El paquetito afirma que la plasta limpia los poros „en profundidad”, aunque más bien parece que los tapone y sustituya la suciedad existente con nuevas capas de porquería. Otro de los beneficios anunciados es la reducción del stress y, aunque dudo de cómo un mazacote facial de tal calibre puede reducir el stress, estoy totalmente seguro de que no se refiere al stress ajeno de aquéllos que contemplan a la parienta con semejante aspecto.

A los valientes que quieran enfrentarse al Mud Pac, puedo decirles donde encontrarlo.

¡Felicidades, Don Mario!

¡Felicidades, Don Mario!

Llegando de comer he leído la noticia de que Mario Vargas Llosa ha ganado el Premio Nobel de Literatura y me he alegrado mucho.

Me gusta Vargas Llosa como escritor y como persona y recuerdo con emoción cuando, en septiembre de 2007, una amiga común me lo presentó junto a su mujer durante la entrega del Premio a la Tolerancia y él insistió en hacerse una foto con los enanos.

Insisto, ¡muchas felicidades!

Una historia de guerra

Una historia de guerra
En alguna ocasión he hablado de Afganistán, me he posicionado sobre la guerra (El delito de aprender, abril de 2010) y he expuesto alguno de los motivos por los que apoyo el envío de tropas, pero no hay que olvidar que la guerra la hacen los hombres y que muchas veces esos soldados no vuelven a casa, por muy loables que sean los motivos que los han llevado al frente.
  
No me gusta colgar artículos en el blog, sin embargo, este texto de Pérez Reverte merece una excepción.
 
UNA HISTORIA DE GUERRA

Arturo Pérez Reverte,

XLSemanal, 12 de septiembre de 2010.

Alguien escribió en cierta ocasión que si una historia de guerra parece moral, no debe creerse. Y alguna vez lo repetí yo mismo. Pero eso no es del todo verdad. O no siempre. Como todas las cosas en la vida, la moralidad de una historia depende siempre de los hombres que la protagonizan, y de quienes la cuentan. Ésta de hoy es una historia de guerra, y quiero contársela a ustedes tal como algunos amigos míos me han pedido que lo haga. La moralidad la aportan ellos. Yo me limito a ponerle letras, puntos y comas.

Base de Mazar Sharif, Afganistán. Cinco guardias civiles, de comandante a sargento, perdidos en el pudridero del mundo, formando a la policía afgana. Cinco guardias de veintidós llegados hace cinco meses y medio, desperdigados por una geografía hostil y cruel, en misión de alto riesgo, en una guerra a la que en España ningún Gobierno llamó guerra hasta hace cuatro días.

Los cinco de Mazar Sharif, como el resto, eran gente acuchillada, porque lo da el oficio.

Sabían desde el principio que a la Guardia Civil nunca se la llama para nada bueno.

Y menos en Afganistán.

Si lo que iban a hacer allí fuera fácil, seguro, cómodo o bien pagado, otros habrían ido en vez de ellos.

Aun así, lo hicieron lo mejor que podían. Que era mucho.

Atrincherados en una base con americanos, franceses, holandeses y polacos, vivían con el dedo en el gatillo, como en los antiguos fuertes de territorio indio. Igual que en los relatos de Kipling, pero sin romanticismo imperial ninguno. Sólo frío, calor, insolaciones, sueño, enfermedades, soledad. Peligro.

Los únicos cinco españoles de la base, de la provincia y de todo el norte de Afganistán.

Ellos y sus compañeros habían llegado a la misión tarde y mal, aunque ésa es otra historia.

Que la cuenten quienes deben contarla.

Aun así, con la resignada disciplina casi suicida que caracteriza al guardia civil, se pusieron al tajo.

Como era de esperar, no encontraron la mesa puesta.

Quien estuvo por esos mundos con militares norteamericanos, holandeses y franceses, sabe de qué van las cosas.

Sobre todo con los norteamericanos, que tienen a Dios sentado en el hombro como los piratas llevan el loro.

Para hacerse un hueco entre sus aliados, distantes y despectivos al principio, no hubo otra que la vieja receta de Picolandia: aprender rápido, trabajar más que nadie, no quejarse nunca y ser voluntarios para todo.

Y por supuesto, tragar mierda hasta reventar.

Y así, a base de orgullo y de constancia, poco a poco, los cinco hombres perdidos en Mazar Sharif se hicieron respetar.

Un triste día se enteraron de la muerte de sus dos compañeros en Qualinao.

De la pérdida de dos guardias civiles de aquellos veintidós que llegaron hace medio año, y de su intérprete.

Y pensaron que el mejor homenaje que podían hacerles era que la bandera norteamericana que ondea en la base fuese sustituida, aquel día, por la española a media asta.

Eso no se hace allí nunca, aunque a diario hay norteamericanos muertos, los franceses sufrieron numerosas bajas, y también caen holandeses y polacos.

Así que el jefe de los guardias civiles, el comandante Rafael, fue a pedir permiso al jefe norteamericano.

Accedió éste, aunque extrañado por la petición.

Saliendo del despacho, el guardia civil se encontró con el jefe del contingente francés, quien dijo que a él y a sus hombres les parecía bien lo de la bandera.

En ésas apareció otro norteamericano, el mayor James, que nunca se distinguió por su simpatía ni por su aprecio a los españoles, y con el que más de una vez hubo broncas.

Preguntó James si los muertos de Qualinao eran guardias civiles como ellos, y luego se fue sin más comentarios.

A las ocho de la tarde, cuando fuera de los barracones apenas había vida, los cinco guardias se dirigieron a donde estaba la bandera.

Formaron en silencio, solos en la explanada, cinco españoles en el culo del mundo: Rafael, Óscar, Rafa, Jesús y José. Cuando se disponían a arriar la enseña, apareció el teniente coronel francés con sus cuarenta gendarmes, que sin decir palabra formaron junto a ellos.

Luego llegaron el mayor James, el teniente Williams y veinte marines norteamericanos.

Y también los polacos y los holandeses.

Hasta el pequeño grupo de Dyncorp, la empresa de seguridad privada americana destacada en Mazar Sharif, hizo acto de presencia.

Todos se cuadraron en silencio alrededor de los cinco españoles, que para ese momento apretaban los dientes, firmes y con un nudo en la garganta. Y entonces, sin himnos, cornetas, autoridades ni protocolo, el capitán Rafa y el sargento José arriaron despacio la bandera.

Una historia de guerra nunca es moral, como dije antes.

Si lo parece, no debemos creerla.

Pero a veces resulta cierta. Entonces alienta la virtud y mejora a los hombres.

Por eso la he contado hoy.
Desde este blog, mi más sincero reconocimiento a la labor de los soldados y guardias civiles destacados en Afganistán.

El expatriado español y la comida

El expatriado español y la comida

Una de las conversaciones recurrentes entre los expatriados españoles es su añoranza por la gastronomía hispánica. El tema suele ser protagonista entre gente que se acaba de conocer pues el quorum está asegurado y la crítica a la cocina local, el enemigo común, une mucho (se tenga o no razón).

Pensaba hoy en ello mientras preparo unas patatas a la riojana con unos chorizos traídos desde Monforte de Lemos, en la provincia de Lugo. Los expatriados hacen auténticos malabarismos y obligan a sus parientes a hacerlos para importar una gran variedad de productos que les recuerdan a los sabores caseros.

Sin duda, los embutidos son las grandes estrellas. No que es que Rumanía no haya embutidos, sin embargo, ¡¿cómo van a competir los carnaţi afumaţi y el caşcaval con el chorizo ibérico o con el manchego?! Su facilidad de ocultación entre la ropa del equipaje de cualquier madre o hermano que viene de visita facilita su traspaso ilegal en la frontera rumana. Lógicamente, la inocente ilegalidad llena de orgullo a los delincuentes, sobre todo cuando ven su nevera repleta de jamón ibérico embasado al vacío, chorizo, fuet, manchego, cecina y tantos otros deliciosos manjares.

En nuestra mudanza vinieron cantidades ingentes de garbanzos, lentejas y judías pues como los de la Bañeza no hay otros, señora. También había vino, judías con rabo de toro, ventresca, olivas rellenas, pimientos del piquillo rellenos de codorniz, arroz con denominación de origen y varias cosas más. Sé de algunos que se hacen traer o se traen ellos mismos galletas María para untar en la leche de buena mañana y yo mismo extorsioné a una conocida que iba de vacaciones a Mallorca para que me trajese una ensaimada (cosa que hizo y que yo le agradeceré eternamente). Una mañana, en la oficina, me puse a preparar compulsivamente bocadillos de atún con olivas rellenas, achoas y pan crujiente para todos. ¡Así se desayuna en España!

A pesar de todo, una vez devorados los manjares, queda un regusto amargo, pues aún cocinados con el máximo cariño, los sabores se parecen pero no es lo mismo, oiga. Y es que como en casa, en ninguna parte.

Recuerdo que mi abuelo explicaba que, durante la Guerra Civil, su padre fue a visitarlo al frente y le llevó comida. En este sentido, para los parientes expatriarse es como vivir en el frente.

Tauromaquia

Tauromaquia

La tauromaquia es un arte documentado en Europa desde la Edad de Bronce. Existen bellos frescos en los propileos del Palacio de Cnossos, fechados hacia el 1.500 a.C., donde ya se muestran escenas de taurokathapsia. Roma también empleó los toros – más bien los uros – en espectáculos donde lo más granado de la sociedad patricia demostraba sus dotes cinegéticas frente a un público entregado. Ya en España, una crónica de 1128 confirma que en las celebraciones de la boda de Alfonso VII con Doña Berenguela la Chica, hija del Conde de Barcelona Ramón Berenguer III, “hubo también fiestas de toros”.

La evolución del pensamiento europeo desde la Edad de Bronce hasta hoy ha permitido la introducción del tan incorrecto como bienintencionado concepto de los derechos de los animales. Por mucho que les pese a los abolicionistas, los animales no tienen derechos porque no tienen obligaciones, ahora bien, el hombre sí tiene el deber de respetar a los animales.

La obligación de respetar a los animales es compatible con el arte del toreo mediante la introducción de cambios legislativos que permitan un mejor trato al toro de lidia, evitando así la prohibición de un arte secular y, por tanto, el consiguiente empobrecimiento de la cultura europea. Un ejemplo de ello lo tenemos en Portugal, donde matar al toro es una práctica prohibida desde 1928 (excepto en la localidad de Barrancos, situada en el Alentejo).

La prohibición de la lidia que votó ayer el Parlament de Catalunya constituye un paso más en el proceso de ingeniería social iniciado allí hace unos años, mediante el cual las autoridades conforman a golpe de decreto una realidad ideal mientras cierran los ojos ante un pasado incómodo y tozudo: a principios del siglo XX, debido al elevado número de aficionados, Barcelona tenía tres plazas de toros (El Torín, Las Arenas y La Monumental), siendo la única ciudad del mundo con tres recintos para practicar el toreo.

Descubriendo a Hummel

El blog de un buen amigo me ha hecho recordar que un día le hablé de mi afición por escarbar en las enciclopedias de la música para encontrar a todos aquéllos que, como el Salieri de Amadeus, quedaron sepultados bajo la grandiosidad de Mozart, Beethoven y otros magníficos y más mediáticos compositores.

Fueron muchos los sacrificados por la gloria de sus contemporáneos y el nivel de sus obras sólo ha empezado a resurgir cuando intérpretes como Howard Shelley lo han reivindicado en sus conciertos.

Recomiendo a los lectores que, antes de acercarse a la tienda de CDs más cercana (y lo harán, a buen seguro que lo harán), escriban en el buscador de Youtube los nombres de Johann Nepomuk Hummel, alumno de Mozart y amigo de Beethoven, Giovanni Paissiello, el preferido por Catalina la Grande Rusia y por Napoleón Bonaparte, Friedrich Kalkbrenner, temido por Liszt y Chopin, Clara Schumann, la amantísima esposa del egregio Robert Schumann, Ignaz Moscheles, el profesor de música de Mendelssohn, o John Field, el irlandés que recorrió Europa con su piano a cuestas.

Escuchen, por favor, lo que Youtube les ofrece y después, con los bolsillos llenos, tomen al asalto la sección de música clásica de la tienda de CDs que más les plazca.

Escalofriante aniversario

Escalofriante aniversario

Es cierto que ahora hace un año que pasó a mejor vida Michael Jackson

También es verdad que el apasionamiento de sus fans puede llegar a niveles insospechados.

A pesar de todo, me cuesta entender que un engendro semejante levante pasiones tales como para comprarle un cuadro a esta buena señora para decorar el salón de su casa.

Aunque, pensando un poco, conozco a alguien que quizás...

 

El delito de aprender

El delito de aprender

En Afganistán todavía hay escuelas sólo para niñas. No se trata de una elección libre y más o menos aceptable de la familia, se trata de separarlas forzosamente de los niños. Desgraciadamente, el concepto de la mujer como ser impuro y decadente no sólo lo defienden los barbudos fanáticos del Kalashnikov, sino también una sociedad a la que la Democracia le viene todavía demasiado grande y que debe empezar por conceptos más básicos.

 

Sea como fuere, los afganos más despiertos consideran que sus hijas deben recibir educación y, por tanto, en un gesto aparentemente normal pero realmente valiente las envían cada día a la escuela para que aprendan matemáticas, lengua, algo de su atormentada historia y a convivir con otras niñas. Posiblemente los recursos sean escasos, la formación que reciban insuficiente y seguro que la comunidad internacional debería prestarles más atención y dinero, sin embargo, hay que valorar el esfuerzo de todos.

 

Pero también hay otros afganos menos despiertos, cualquiera diría que los campos de amapolas que abundan en el país les han nublado el cerebro pero no es así, simplemente son malos, una pandilla de hijos de puta (con perdón).

 

En la última semana, tres escuelas de niñas han sido atacadas con gas tóxico. No pretendían asustarlas para que dejasen su formación - eso habría sido poco -, pretendían matarlas junto a sus maestras por cometer el delito de aprender y enseñar respectivamente. Los descerebrados talibanes temen a la escuela, actitud normal, al fin y al cabo, pues quizás algún día una de esas mujeres se niegue a aceptar sus repugnantes imposiciones y ese será el verdadero principio del fin de su hegemonía.

 

Mientras tanto, para aquéllos que se preguntan qué hacemos en Afganistán: ¡Pues eso, entre otras cosas, acabar con tanto cabrón suelto!

Maternologia

Maternologia

En 1880, el doctor I.C. Drăgescu publicó un tratado titulado Maternologia que pretendía ser un compendio de normas de salud y educación y que establecía la idea que se tenía a mediados del siglo XIX de la institución familiar en Rumania, concepto compartido por prohombres como C. A. Rosetti o Nicolae Bălcescu:

 

Femeia este ângerul păzitor al familiei, educătórea societăţii. Fiă-care naţiune atribue femeii mărirea séu decădinţa sa. Dacă bărbatul forméză legile, femeia forméză moravurile, dacă bărbatul guvernéză societatea, femeia o nobiléză.

 

“La mujer es el ángel guardián de la familia, la educadora de la sociedad. Cada nación concede a sus mujeres la grandeza o la decadencia en la que viven. Si el hombre forma las leyes, la mujer forma las costumbres, si el hombre gobierna una sociedad, la mujer la ennoblece”

 

No sé qué diría nuestra ínclita Ministra de Igual da sobre la afirmación del Dr. Drăgescu, estoy seguro de que le encontraría todas las pegas y de que tacharía al profesor de protofascista, sin embargo, personalmente comparto este punto de vista.

¡Leed, malditos!