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Bucarestinos

El fantasma del hotel Cișmigiu

El fantasma del hotel Cișmigiu

El Hotel Palace abrió sus puertas en 1912, en pleno Bulevar Regina Elisabeta. Diseñado en estilo ecléctico por el arquitecto Arghir Culina, autor de otros edificios emblemáticos de Bucarest como el Hotel Ambasador, pronto se convirtió en un punto de referencia para los visitantes y un símbolo de la ciudad por su privilegiada situación y la belleza de su arquitectura. En la planta baja del Hotel Palace se situó, a partir de 1941, la popular cervecería Gambrinus, heredera de la inaugurada en 1901 por el dramaturgo Ion Luca Caragiale y cuya localización original había sido destruida durante los bombardeos que sufrió la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial. El propio hotel sufrió las consecuencias de los bombardeos e incluso una bomba atravesó su cubierta hasta el tercer piso, aunque felizmente no estalló.

Tras unos años de esplendor, en 1948, el Hotel Palace fue expropiado por el régimen comunista a sus propietarios, la familia Pissiota, sustituyendo su nombre por el de Hotel Cișmigiu, de connotaciones menos regias. A partir de entonces, el edificio entró en una triste decadencia hasta que, en un estado tétrico y descuidado, fue finalmente cerrado en 1970. En 1989, con la Revolución en ciernes, el antiguo hotel fue reconvertido en una residencia para los estudiantes de la cercana Academia de Teatro y Cine, aunque siguió manteniendo su aspecto lúgubre y desaliñado debido a su inadecuado mantenimiento.

Un fin de semana de primavera, una estudiante de la República de Moldavia paseaba aburrida por los siniestros pasillos de la residencia. Aún teniendo vacaciones, no había regresado a su casa debido a su ajustado presupuesto, así que permaneció en un edificio prácticamente vacío. Sin que nadie que explique todavía el motivo, la chica se precipitó por el hueco del ascensor desde el segundo piso y permaneció tres horas agonizando en el oscuro fondo de la caja del montacargas, profiriendo gritos de ayuda cada vez más apagados y delirantes mientras la vida se le escapaba por la boca. Poco después del misterioso accidente, la residencia cerró de nuevo sus puertas y el edificio fue abandonado.

Se cuenta que, hasta hace poco, todavía se escuchaban gritos agonizantes de un alma atormentada en los pasillos del antiguo hotel, sin embargo, tras la excelente rehabilitación del edificio que ha realizado la empresa española Hercesa, propietaria del inmueble, la reinauguración del Hotel Cișmigiu y la apertura de la flamante sede del Instituto Cervantes, temo que el fantasma de la estudiante haya abandonado el lugar en busca de una localización más adecuada a sus fúnebres lamentos. 

Imagen extraída de la web The Vandalist Coolhuntin’

2 comentarios

eduardo prieto -

Carlos, un gran trabajo el de este blog. Me encanta y lo seguiré desde los madriles

Un saludo

eduardo

Luis. -

Caramba con la señora fantasma. Se me acaba de ocurrir que quizá hayan recortado el presupuesto de fenómenos paranormales.