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El patrimonio Art Deco de Bucarest

El patrimonio Art Deco de Bucarest

Entre las diferentes corrientes que conforman la arquitectura moderna en Bucarest, el Art Deco destaca sin duda por la belleza de sus edificios y por el elevado número de ejemplos que se conservan, aunque en ocasiones hayan sido muy maltratados por el tiempo y la desidia de las autoridades (en la imagen, bloque de apartamentos del arquitecto Jean Monda)

Edificio de Apartamentos de Jean Monda

El término Art Deco se emplea para definir un ecléctico complejo de tendencias culturales y artísticas del período interbélico caracterizado por una combinación muy específica de tono moderno y espíritu ornamental, que pretendió convertir cualquier objeto en una fuente de placer estético. El Art Deco constituyó un momento crucial en la cultura estética de los años 20 y 30 y se formó como una síntesis de las más diversas contribuciones en el campo de las artes y la moda, con un cierto eco sensible de los desarrollos tecnológicos, de las realidades políticas y económicas y de los acontecimientos culturales y sociales del momento (en la imagen, interior de un apartamento en la calle Hristo Botev, 34, diseñado por Marcel Iancu en 1934)

Interior apartamento edificio Hristo Botev, 34 Marcel Iancu 1934

La Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales celebrada en París en 1925 fue la principal promotora del Art Deco entendido como expresión del gusto popular, más allá de consideraciones sociales. Mediante la exposición conjunta de productos de varias tendencias artísticas del momento, algunas de las cuales carecían de catalogación o incluso estaban en fase experimental, la exhibición consiguió cristalizar una cultura Art Deco y sus principales coordenadas así como definir una actitud estética, subordinada a las exigencias del mundo contemporáneo.

Villa Polona Jean Monda (detalle)

En el universo Art Deco, todo se transforma en un ornamento o adquiere un sentido ornamental, no sólo mediante el empleo de motivos decorativos consagrados, sino mediante los materiales, la luz, las líneas, las superficies y los volúmenes. La arquitectura Art Deco no es una excepción y, por tanto, el estudio de su lenguaje se convierte en un análisis del repertorio ornamental y de sus principios organizativos (en la imagen, Pabellón de la Industria del Cristal de la Exposición de la Industria Rumana de 1934).

Pavellón de la Industria del Cristal Exposición Industria Rumana 1934

Uno de los recursos esenciales de la estética Art Deco proviene de su habilidad para obtener una gran ventaja de las cualidades decorativas de los materiales – texturas, colores, patrones, reflejos, brillos o transparencias – empleados en grandes superficies o en originales combinaciones. Por otro lado, si durante siglos la estética de la luz se limitó a la relación entre el ángulo de incidencia de la luz solar y los espacios interiores o las fachadas, a partir de 1920 surge, bajo la presión de una sociedad dinámica pendiente del reloj, el problema de la luz artificial, que abandonó el espacio interior y conquistó el espacio urbano, apoyando la retórica de la expresión arquitectónica de los edificios y, de paso, convirtiéndolos en gigantescos reclamos. Finalmente, es importante entender la estética del edificio Art Deco como un repertorio ornamental organizado en niveles de complejidad, desde los propios motivos y temas decorativos representados en frisos o molduras hasta los elementos espacio-volumétricos que forman distintos subconjuntos como ventanales, escaleras o esquinas pasando por los elementos arquitecturales básicos, tanto lineales (columnas, arquitrabes) como planos (muros, plantas, cubiertas y espacios abiertos). A continuación, detalle del Palacio de la Sociedad de Trabajadores del Ayuntamiento de Bucarest (1932).

Palacio de la Sociedad de trabajadores del Ayuntamiento de Bucarest 1932

Las afinidades culturales entre Francia y Rumanía así como el tono de cordial modernidad de la estética Art Deco explican el éxito que tuvo en la Rumanía interbélica. El espíritu Art Deco impregnó las revistas de los teatros Cărăbuş o el Alcazar d’été y los bailes de moda, influyó en la adopción de la silueta à la garçonne, en la prosa moderna de las novelas de Cezar Petrescu, en las artes decorativas, en la pintura y en la escultura. A diferencia de otras capitales europeas, en 1920 Bucarest necesitaba todavía importantes intervenciones para homogeneizar su tejido urbano, para completar los frentes de sus calles y para crear una imagen coherente en su centro. El lenguaje Art Deco se demostró como el más adecuado para imprimir a la capital un sello de modernidad y monumentalidad, convirtiéndola en el símbolo de una nación orientada al progreso, pero con un toque jovial y comunicativo en sintonía con el ánimo del momento.

Palacio Sociedad trabajadores Ayunt Bucarest (detalle)

Los primeros ejemplos de arquitectura Art Deco de Bucarest pertenecen a los sectores del comercio y el transporte, el ocio, el turismo, la diversión y al sector residencial, en particular villas. Nuevos hoteles (como el Hotel Union, en la imagen siguiente, el Lido o el Ambassador) y cines (como el Marconi o el ARO) fueron también construidos junto a bares “americanos” (Presto, Colos o el Automat del arquitecto Jean Monda), night clubs y modernos complejos recreativos como la piscina de la Federación de Deportes de Rumanía, diseñada por Marcel Iancu en 1929, todos ellos dominados por la estética Art Deco.

Hotel Unión 002

Los edificios públicos y las oficinas centrales de muchas empresas, representantes de la imagen del poder político, judicial y económico, gradualmente abandonaron el tradicional estilo neo-rumano, difícil de ajustar a los nuevos requerimientos semánticos y funcionales, y emplearon a partir de entonces los recursos propios del Art Deco. Ejemplos de ello podemos disfrutarlos todavía hoy en el Ministerio de Industria y Comercio (1937) o en el Palacio de la Compañía de Teléfonos (1931) ambos en Calea Victoriei, en el Palacio de la Sociedad de Trabajadores del Municipio de Bucarest (1932) – actual sede de ArCub, detrás del Hotel Intercontinental -, en el Edificio Administrativo Municipal de Piaţa Amzei (1934) – hoy casi totalmente restaurado -  o en los Juzgados del Distrito VIII de la calle Ştirbei Vodă (1937). También la principal estación de ferrocarril de la ciudad - Gara de Nord -, diseñada por Victor Ştephănescu en 1935 con factura clasicista, se vio contaminada por las geométricas estilizaciones propias del Art Deco (detalle encabezando esta entrada). Paralelamente y de forma gradual, el nuevo lenguaje Art Deco se expandió también a los monumentos públicos e incluso a los funerarios, como ilustra el Monumento a los Héroes de la Aviación (Str. Aviatorilor) y numerosas tumbas y monumentos funerarios en el cementerio Bellu (a continuación, tumba del Ingeniero Filipescu, en el cementerio Bellu), conformando un patrimonio que situó a Bucarest entre las más bellas ciudades europeas de entreguerras.

Tumba Ing Filipescu Cem Bellu

Con todos estos antecedentes, permítame el lector para finalizar esta larga entrada, recomendarle de nuevo pasear con la mirada atenta por nuestra ciudad o, de no haberla visitado todavía, animarse a disfrutar de un patrimonio único en Europa y, posiblemente, en el mundo.

2 comentarios

Cesar -

Querido Amigo: Una leccion mas que nos das, incluso a los que hemos vivido en Bucarest, sobre como mirar la ciudad a traves del prisma adecuado.
Enhorabuena.

Luis -

Magnífico. Un artículo magnífico. Felicidades. ¡No me esperaba un patrimonio tan bello de "modernismo"! (En Cataluña, al Art Decó le llaman "modernismo"... creo.)