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Bucarestinos

En familia

Retirada bucarestina

Retirada bucarestina

Dicen los libros de historia que, en el año 271, el emperador Aureliano tomó la decisión de abandonar Dacia, territorio que se extendía en la expuesta ribera septentrional del Danubio, pues era demasiado cara de mantener y difícil de defender. Como Aureliano hace ahora 1743 años, la Legio V Hispana - que más propiamente debería denominarse Legio VI Hispana – ha decidido retirarse a sus cuarteles de invierno en la antigua y radiante colonia Iulia Augusta Faventia Paterna Barcino, donde disfrutará con placidez de las mieles de una peleada y merecida victoria.

Llegamos siendo una pareja con tres bebés y regresamos siendo una familia cambiada, más formada, más madura. Volvemos con  montones de proyectos e ilusiones en la cabeza, distintos a los que nos propusimos cuando partimos hacia Rumania, pero igualmente emocionantes. Ha llegado la hora de regresar junto a las personas a las que queremos, de retomar una rutina más familiar, de sentirse rodeado de un escenario entrañable y ¡de oler de nuevo el mar! Bucarest siempre será una ciudad fundamental para nosotros, por tantos rincones que dejamos plagados de memoria y a pesar de ese gris que se te mete en el alma.

Ahora toca empaquetar trastos y recuerdos, echarse la manta a la cabeza e iniciar una nueva aventura.

¡Estamos preparados!

De mapas y banderas (y II)

De mapas y banderas (y II)

De mapas y banderas (I)

De mapas y banderas (I)

Durante la semana pasada, en el colegio de los niños dedicaron algunas horas a estudiar el mapa y la bandera de Rumania. Con un entrañable molde de plástico con la forma de Rumania, como aquél que usaba yo para España durante mis años mozos, los niños se familiarizaron con el contorno del país en el que viven desde hace años y dedicaron un buen rato a colorearlo con todo tipo de motivos, desde bosques, ríos y montañas a carreteras, ciudades, personas, animales e incluso algún ser más místico, como un grupo de ángeles que sobrevuela el norte del país pintado por Sofía (ver De mapas y banderas (II)).

Claudio, en un dibujo tan austero como su propio carácter, ha pintado una enorme autopista que divide el mapa de Rumania en dos, parecida a la que el Ministerio de Transporte tiene en sus papeles desde hace decenios pero que todavía no ha conseguido terminar, entre demoras y escándalos de corrupción. Posiblemente necesiten de un cerebro tan lúcido como el de Claudio para que les proporcione las indicaciones pertinentes y les ayude a desarrollar un objetivo estratégico de tamaña importancia, así que si algún funcionario está leyendo esta entrada, no dude en ponerse en contacto conmigo para que le envíe a Claudio al ministerio en cuanto lo necesiten. Por la mañana va a la guardería pero a partir de las 16 h está dispuesto a echarles una mano, incluso como ministro.

Sea como fuere, lo más llamativo del dibujo es cómo Claudio ha pintado ambos lados del país, separados por la autopista, con las banderas de España y Rumania, quizás en señal de que tiene el corazón partío.

Estudio para una composición sobre Vlad Țepeș

Estudio para una composición sobre Vlad Țepeș

Carboncillo acentuado con tiza blanca sobre papel gris

Autor: G.D. Mirea (1900)

Ion Heliade Rădulescu

Ion Heliade Rădulescu

Olio sobre lienzo

Autor: Sava Henția (1880)

Little brown jug

Ya he comentado en alguna otra ocasión cómo varios canales de la televisión rumana emiten diariamente preciosos dibujos animados de los años 30 y 40, que hacen las delicias de nuestros hijos.

Uno de ellos, quizás el más popular en casa, es el titulado Little brown jug, en el que unos animales del bosque colaboran para destilar un licor de manzanas en un viejo molino. Debido a un accidente, el licor se vierte en el río y, progresivamente, todos acaban emborrachándose al ritmo de la canción, desde las tortugas hasta las perdices. Se trata de una breve película de 1948, cuya bando sonora es una canción de borrachos, compuesta por Joseph Winner en 1869, que hoy no cumpliría ningún estándart de la corrección política. Durante los años 40 y 50, en las salas de Norteamérica, como introducción a la doble sesión de cine o durante el intermedio, se proyectaban estos dibujos para animar a los espectadores a visitar el bar del local y remojarse el gaznate con algún licor. La canción era tan popular que, habitualmente, el público la cantaba alegremente a coro, ayudado por unos subtítulos como si de un karaoke se tratase.

Sea como fuere, cada vez que emiten este corto, los trillizos tararean contentos la canción, de modo que se ha convertido ya, sin duda, en una parte de la banda sonora de nuestra vida en Rumanía.

Excursión a las minas de Slănic

Excursión a las minas de Slănic

El pasado jueves la gradiniţa de los enanos organizó una nueva excursión, esta vez a las minas de sal de Slănic, en el condado de Prahova. En realidad, se trata de dos minas superpuestas: la Mina Mihai, abierta en 1912, y por debajo de ella la Mina Unirea, inaugurada en 1938 y que se sitúa a 208 metros de profundidad.

 

Ambas minas tienen unas salas espectaculares, con techos de más de 30 metros de altura y paredes que alcanzan una inclinación de hasta 60 º (sinceramente, a mi me recuerdan a las Minas de Moria de El Señor de los Anillos). Tras años de durísimos trabajos de acondicionamiento, se abrieron al público como atracción turística y como centro de tratamiento de enfermedades respiratorias en 1970. También tienen canchas de fútbol-sala y de handball, una pista de atletismo y un museo de historia de la mina.

 

El escultor Iustin Năstase esculpió allí obras como los bustos del emperador Trajano y del rey dacio Decébalo, mientras que una artista local llamada Oană Brezeanu diseñó un bajo relieve de Mihai Viteazu y un busto del gran poeta romántico Mihai Eminescu. Algunas pinturas de temas romanos cubren también las paredes de roca de sal.

 

En 1994 las minas sufrieron unos graves daños debidos a la disolución de la sal por efecto de las aguas freáticas y el filtrado de aguas pluviales. Algunas galerías se derrumbaron por lo que tuvieron que ser cerradas al público hasta que el ingeniero Eugen Scrob inventó un método especial de preservación que permitió reabrirlas en 1998.

 

Parece que los churumbeles quedaron impresionados por el lugar. Llegaron a casa hablando de la visita y de unos dragones, símbolo de los guerreros dacios, que rodean el busto de Decébalo. Estuvieron muy parlanchines hasta que metieron en la cama pues, una vez en horizontal, quedaron rendidos en cuestión de minutos. Esa noche no hubo cantos, ni juegos, ni conversaciones ni carreras.

 

 

 

 

Esquiada en Poiana Brasov

Esquiada en Poiana Brasov

La nieve que ha caído en las últimas semanas ha mejorado las condiciones de esquí de las estaciones cercanas a Bucarest así que, aún temerosos por nuestro lamentable estado físico (¡vaya par de viejunos!), Alfredo y yo nos decidimos a pasar el sábado en Poiana Brasov, la estación más grande a menos de tres horas de la capital.

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Poiana Brasov está a pocos kilómetros de la ciudad de Brasov, tiene 10 pistas de esquí y varios remontes que incluyen un telehuevo y un telecabina. Aunque a primera vista pueda parecer pequeña, hay que reconocer que es una estación muy bonita pues las pistas bajan entre árboles y las vistas sobre la llanura transilvana son simplemente espectaculares. También tiene un par de restaurantes donde uno puede recuperarse del frío con un vino caliente, un cascaval pane o un bocata servido por camareros.

 

La calidad de la nieve era estupenda, aunque el lamentable mantenimiento de las pistas – la máquina quitanieves estaba totalmente cubierta de nieve - hace que afloren las piedras y las clapas de hielo por doquier, lo que no hace fácil el esquí para los principiantes. Si a esto le sumas las cantidades ingentes de esquiadores que hay durante el fin de semana, el esquí se convierte en una actividad algo complicada, aunque la estación bien vale una visita.

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Finalemente, vale la pena comentar el curioso sistema de forfait según el cual el esquiador debe comprar puntos ya que cada remonte tiene un precio distinto (3 puntos el telearrastre, 6 puntos el telecabina y 8 puntos el telehuevo). Un forfait de 60 puntos vale 120 RON (29 €) y el alquiler de los esquís 30 RON (7,3 €).

 

¿Cómo se tramita el papeleo tras un accidente de coche en Rumania?

Debo decir para empezar que, a pesar de nuestros temores, el papeleo del seguro y la entrada en el taller han sido procesos sencillos y rápidos, aún con sus particularidades autóctonas. Quizás a alguno que esté por aquí pueda interesarle el asunto, así que daré algunos detalles.

 

Tras el choque del lunes, como todos íbamos con prisa quedamos con Ioana, la conductora del otro vehículo, en encontrarnos más tarde para realizar el papeleo así que simplemente intercambiamos teléfonos y le pedimos que consultase a su compañía de seguros los pasos a seguir. Diligente, Ioana nos llamó unas horas después para citarnos en la sede de su compañía de seguros, donde deberíamos rellenar el Parte amistoso de accidente, los inspectores comprobarían los daños en nuestro vehículo y tomarían algunas fotografías.

 

Allí llegamos a las 17 h y nos recibió una gran sala llena de mesas con gente de mirada lánguida (al fin y al cabo, todos habían chocado, así que había pocos motivos para la alegría). En el centro de cada mesa, un inquietante teléfono. Tras presentar nuestro caso a una estirada recepcionista, poco amable y que sólo ponía escalofriantes problemas, nos sentaron en una de las mesas donde María tuvo que responder a las incisivas preguntas sobre múltiples detalles del accidente que alguien formulaba al otro lado del misterioso teléfono. Tras colgar, ¿y ahora qué? Esperar

 

Al los pocos minutos, un inspector al fondo de la sala nos citó a Ioana y a mi para presentar el parte, los papeles de ambos coches y nuestros carnets de conducir. Tecleó brevemente y se puso la chaqueta para salir al parking y tomar las fotos de nuestro Dacia. Fue muy profesional e incluso detectó cosas que yo no había visto, así que mejoro nuestro parte. La cosa pareció terminar allí y nosotros nos preguntábamos dónde nos arreglarían el coche pero, antes de poder preguntar, el inspector nos deslizó con disimulo una tarjeta de su taller mecánico donde nos atenderían amable y eficientemente.

 

Lo cierto es que el taller nos contactó ayer mismo, nos dio hora para hoy y, aparentemente, tendrá el coche reparado en dos días. El único inconveniente es que está en la comuna Bragadiru, a unos kilómetros de Bucarest. La ida ha sido fácil porque hemos ido con nuestro maltrecho Dacia pero, ¿y la vuelta? A -12 ºC apetece más bien poco esperar al autobús, así que hemos preguntado por un taxi pero la única opción de retorno a la ciudad era tomar un maxitaxi.

 

Estos vehículos son furgonetas de varias plazas, sin señal alguna que las identifique, cuyas paradas sólo conocen los que las cogen habitualmente, no tienen ninguna indicación sobre a dónde van ni de dónde vienen, tampoco se sabe su precio, suelen estar destartaladas y cumplir poco con las normas de seguridad propias de vehículos públicos (apréciese en el vídeo adjunto como un niño va amorrado al parabrisas junto al conductor). El misterio rodea a los maxitaxis. A pesar de todo, como la alternativa era morir congelados, hemos cogido la que nos ha indicado un paisano y, la verdad, nos ha llevado muy bien hasta la entrada de Bucarest, aunque la música a todo trapo ha convertido en viaje en un pequeño infierno sonoro (para apreciarlo, poner el volumen del ordenardor al máximo pues sólo así se acercará a la realidad).

 

Dibujos animados

Otra cosa buena de Rumania es que las televisiones todavía mantienen la buena costumbre de programar dibujos animados para los niños. Cada mañana, mientras preparamos a los enanos para ir a la guardería, se divierten viendo los capítulos en versión original de Superman (que ellos nombran con un perfecto acento inglés, no a la española), Betty Boop, Casper, Bugs Bunny, Tom & Jerry, Willy el Coyote, etc. Esta misma mañana han disfrutado de lo lindo con el capítulo de Superman que os adjunto: Superman and the mechanical monsters.

 

Curiosamente, sus dibus preferidos son los antiguos, los de toda la vida, mucho más bonitos, divertidos y comprensibles que los que emite Cartoon Network, más modernos pero mucho complicados y, por tanto, menos interesantes. Cuando salen en pantalla Chowder, Ben 10 o Flap Jack los enanos dicen, señalando a la pantalla, “Esto no, Superman”.

 

Y es que ahora los dibujantes van de modernos y la pifian. Los niños siguen siendo niños y prefieren las historias sencillas, con trompazos clásicos, a los argumentos complejos, políticamente correctos y con personajes de muchos colores y poca personalidad.

Karakia

Karakia

Hoy mi madre me ha recordado que hay siete años salí en el programa Karakia, de TV3, titulado “Sal, pimienta y añoranza”, dedicado a la comunidad rumana que vive en Cataluña.

 

Podéis ver la primera parte del programa en el siguiente link (está sólo en catalán), en el que se me ve asistiendo a las clases de rumano que el profesor Virgil Ani, de la Universidad de Barcelona, impartía cada miércoles (salgo aproximadamente en el minuto 15). Recuerdo que por aquel entonces yo no entendía nada de nada, de hecho, ha sido gracioso ver el vídeo y entender bien ahora todo lo que Virgil nos explicaba.

 

http://www.tv3.cat/videos/188701282

 

¡Qué recuerdos!