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Bucarestinos

Sobre librerías de Bucarest

Sobre librerías de Bucarest

Empecé a aprender rumano escuchando un casete en el coche, en el que una voz femenina, lacónica y de escaso entusiasmo, repetía frases en inglés y rumano, más o menos útiles y algunas muy desconcertantes, para ayudar al viajero en sus avatares por la Rumanía de finales de los noventa, tan lejana de la de hoy. Todavía conservo el casete, junto al librito que lo acompañaba, como un gesto de nostálgica lealtad a un fiel compañero de viaje al que no quiero dejar atrás. Años después, además, descubrí que uno de sus autores era Dennis Deletant, el viejo historiador británico, especializado en la Rumanía del siglo XX, que tan buenas lecturas me ha dado, lo que ha reforzado mi apego a ese añejo pedazo de plástico parlante.

Casete que me enseñó mis primeras palabras en rumano

Además de por cuestiones puramente prácticas, el motivo que me empujó a aceptar el reto de aquella locutora trotamundos fue superar la frustración que me producía entrar en el sinfín de librerías que encontraba en mi camino y apenas entender algo de los títulos que ofrecían. A pesar de mi ignorancia, en cada uno de mis viajes veraniegos a Rumanía, compraba algún libro y los atesoraba al volver a Barcelona, en una estantería especial, confiando en que un día podría disfrutarlos.

Ese día, por fin, llegó, aprendí la lengua rumana y las librerías se convirtieron entonces en lugares menos distantes, más amables, que abrían generosamente sus puertas ofreciéndome todo aquello que hasta entonces me había esquivado. Libros de Historia – los más anhelados, pues prácticamente no existe bibliografía histórica sobre Rumanía en castellano -, novelas, poesía, libros para mis hijos, libros de fotografía, arte, sociología, antropología o arquitectura, obras y más obras que fueron ampliando mi exigua biblioteca rumana, que hoy tiene ya una considerable cantidad de volúmenes y que para mí constituye un orgullo poder seguir disfrutando.

Todos esos libros salieron de decenas de librerías dispersas por el país, sin embargo, hoy me gustaría referirme a dos de ellas, situadas en Bucarest, que deben constituir una parada obligada para cualquier visitante.

File:Bucuresti, Romania. LIBRARIA CARTURESTI - VERONA . Noaptea ...

Fachada iluminada de Cărtureşti Verona

Cărtureşti es la primera de ellas, con dos sedes que atesoran miles de volúmenes, también en otros idiomas más asequibles. La sede más antigua está en la calle Arthur Verona, 13-15, en un pequeño jardín en el Bulevar Magheru, rodeada de maltratados edificios que muchos de sus libros me enseñaron a disfrutar, al distinguir las líneas vanguardistas del cercano Cinema ARO – más tarde llamado Patria - o los detalles art decó del Hotel Ambassador o del Edifico ArCub, no muy lejanos.

Carturesti bookstore: fotografía de Gradina Verona, Bucarest ...

El desván de Cărtureşti Verona guarda muchas sorpresas

La librería se sitúa en un palacete construido en 1883 por el alcalde liberal Dimitrie Sturdza, según el estilo de moda de la época, basado en las enseñanzas de la École des Beaux Arts de París. En sus múltiples habitaciones y salones, en un bello desván o en un sótano muy bien iluminado, se celebran encuentros culturales y pequeños conciertos, pero sobre todo se encuentran libros de todo tipo, guías, artículos de regalo, vinos selectos, música, DVDs e incluso juguetes o souvenirs de lo más originales. Además, en los jardines que se abren detrás del edificio, hay una animadísima terraza veraniega donde comer al mediodía a la sombra de una parra o tomar una copa al atardecer.

Galerie – Cafe Verona

La Gradina Verona, un refugio contra el calor bucarestino

En la calle Lipscani, 55, Cărtureşti tiene, sin embargo, su joya de la corona, una nueva librería que se ha alzado con justicia en el podio de las más bellas de Europa: Cărtureşti Carusel. El edificio había sido construido en el siglo XIX y fue adquirido por la familia de banqueros Chrissoveloni a principios del siglo XX. Las autoridades comunistas lo confiscaron, instalaron un lúgubre centro comercial y, poco a poco, cayó en el olvido y en un terrible abandono. En los años 90, Jean Chrissoveloni consiguió recuperar el edificio y realizar un espectacular proyecto de restauración que lo ha convertido en un referente para la ciudad de Bucarest.

Carturesti Carusel / Square One | Plataforma Arquitectura

Cărtureşti Carusel, todo un espectáculo

Entrar en Cărtureşti Carusel corta la respiración, por su amplio espacio abierto, de 4 alturas, espectacularmente iluminado por una claraboya que resalta el color blanco de paredes, escaleras y ornamentos, así como la madera natural del suelo y las estanterías. Como su hermana mayor de Arthur Verona, la librería ofrece multitud de artículos, además de libros, CD, películas, artículos de papelería, vinos y tés, ropa, comida ecológica, etc. También dispone de una magnífica cafetería en el piso superior y de un espacio para exposiciones de arte contemporáneo.

Carturesti Carusel, una lujosa librería que evoca la relación ...

El sótano de Cărtureşti Carusel, fusión de cultura y arquitectura

Más allá de Cărtureşti, en el Bulevar Regina Elisabeta,bajo la sede del Instituto Cervantes de Bucarest, en el renovado Hotel Cișmigiu, se encuentra otra de mis librerías de referencia de la ciudad: Librería Humanitas. En este caso, se trata de una librería más modesta, aunque también dispone de una interesantísima colección de libros publicados por la editorial que le da su nombre – también en inglés, francés e incluso alguno en castellano -, una pequeña oferta de CDs de música, libros ilustrados, algunos artículos de regalo e incluso una pequeña y muy agradable cafetería, que permite ver a los transeúntes del bulevar mientras se degusta un cappuccino en un sofá con un libro en las manos. La Librería Humanitas es más comedida que Cărtureşti Carusel, pero se pueden encontrar joyas que justificarán, sin duda, la visita.

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Fachada de la Librería Humanitas, en los bajos del Instituto Cervantes

Conservo el rumano como un tesoro. Cuando lo aprendí, reemplazó al francés en mis neuronas. Alguno puede pensar que es una lástima, pero yo me resisto a cruzarme con el idioma de Moliere para no recorrer el camino inverso y que me reste una sola palabra del idioma de Cărtărescu.

Desde la cafetería de la Librería Humanitas

3 comentarios

GLORIA -

¿Cuántas ganas me han entrado de volver a Bucarest!

Mercè -

Ganes d'anar a les dues llibreries Cărtureşti...
Una altra excusa per tornar a Bucarest 😊

Rafa -

Precioso artículo, mi querido Carlos.