Blogia
Bucarestinos

La Casa de Miţa la Ciclista

La Casa de Miţa la Ciclista

Desde hace semanas le tenía echado el ojo a un vistoso edificio situado muy cerca de mi oficina así que ayer, saliendo de trabajar, me fui a hacerle una visita. Se trata de la Casa de Miţa la Ciclista (Str. Biserica Amzei, 9), construida en 1900 por el arquitecto N.C. Mihăescu en un estilo que mezcla el neo-barroco con el Art Nouveau. La fachada del edificio está de lo más ornamentada, con balcones adornados con cupidos de tamaño natural, bajorrelieves de leones y querubines, puertas de hierro forjado, así como motivos florales, volutas y demás parafernalia modernista.

Image003

 A pesar de todo, quizás lo más interesante del edificio es su nombre. Maria Miţa Mihăescu (1885 – 1968) fue una mujer muy hermosa, de cabello rubio e intensos ojos verdes, y una figura destacada del folclore urbano del Bucarest interbélico. Miţa fue cortejada por personajes de la época como el pintor Nicolae Grigorescu o el político Octavian Goga y debe precisamente su mote a un amante despechado, el editor del periódico Furnica, George Ranetti, que en uno de sus artículos escribió irónicamente sobre su excéntrica afición a montar en bicicleta: „Cuando aparece por Calea Victoriei, los aristócratas del Hotel Capsa, los burgueses de Casa Otetelesanu y los bohemios del Kubler abandonan por un momento la política y se detienen a admirar un ejemplar ciclista mientras gritan: ¡Ahí va Miţa la Ciclista!”.

Mita

Las malas lenguas de la época, que maliciosamente también la apodaban la Cotroceanca - en referencia al Palacio Real de Cotroceni - dijeron que la casa fue un regalo del mismísimo rey Fernando y que incluso Manuel de Portugal pidió su mano, aunque fue rechazado porque Miţa se mantenía fiel al amor de su vida, el Dr. Nicolae Minovici. Durante años, Miţa estuvo en la boca de todos en Bucarest por su vida lujosa y extravagante, por llevar el pelo corto y teñido, por comer cada día en el restaurante del Hotel Athenee Palace (hoy, Hotel Hilton). A su regreso de una estancia en París, adoptó la costumbre de dirigirse a todo el mundo en francés, incluso a quienes no lo entendían. Uno de los mayores escándalos de la época se produjo cuando, estando en la playa, se metió en el agua sólo con un bikini comprado en París, indecorosa escena que acabó con la intervención de la policía, que en respuesta fue golpeada con un paraguas blandido por una Miţa totalmente indignada.

Image004

Tras la muerte de su primer marido, a mediados de los años 40, Miţa se casó con el general Alexander Dimitrescu, momento en que empezaron los problemas financieros en su familia. Tras años de disfrutar de una vida lujosa, Miţa se vio obligada a alquilar algunas de las habitaciones de su enorme mansión y ella se trasladó a vivir en la buhardilla. A pesar de todo, no renunció a sus extravagancias, siguió vistiendo con ropa de aspecto elegante e incluso se dijo que en una ocasión envió a mendigar a su marido a la cercana calle Mendeleev para poder permitirse una última cena en el Athenee Palace.

mita1

 

3 comentarios

Luis -

Querido Carlos, me tienes fascinado con esta serie sobre la arquitectura de Bucarest.

Aba Inma -

El edificio tambien me gusta.

Aba Inma -

Interesante historia la de esta mujer. Me cae bien.