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Bucarestinos

Visita a la Feria Tradicional del Museo del Campesino Rumano

Visita a la Feria Tradicional del Museo del Campesino Rumano

El frío se ha instalado definitivamente en Bucarest así que esta mañana hemos ido a cambiar los neumáticos del coche por otros más adecuados para el riguroso invierno de estos lares. Paradójicamente, de camino al taller Autovariant – un lugar que recomiendo especialmente para este tipo de asuntos –, casi chocamos contra otro vehículo al intentar frenar en un semáforo precedido de una enorme capa de hielo. La suerte y un rápido giro de volante han evitado el desastre.

Mientras esperábamos a que cambiasen las ruedas, hemos ido a pasear a la feria tradicional que casi todos los fines de semana se instala en el patio trasero del Museo del Campesino Rumano. Un par de decenas de puestos ofrecen quesos, carne y embutidos, muebles rústicos, aperos, cerámica de todas las regiones de Rumanía, algunos libros y ropa tradicional, aunque en estas fechas destacan los gorros de  astracán y los guantes forrados de piel de conejo.

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Entre el gentío que se paseaba hoy por la feria había un grupo de hombres ataviados con los disfraces típicos de estas fechas. Una de las creencias más extendidas en Rumanía es el retorno de los espíritus de nuestros antepasados durante las fechas navideñas, representados principalmente por las grotescas máscaras de dos personajes: el Viejo y la Vieja. Según la tradición, ambos espíritus son amables, sin embargo, si se retrasan en su regreso al inframundo pueden volverse peligrosos por lo que, especialmente en los pueblos, algunos vecinos colocan cabezas de ajo en las ventanas.

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Otras máscaras representan los poderes sobrenaturales de animales como el oso (símbolo de la protección y la fuerza), la cabra o el carnero. Los hombres, además de máscaras, usan vestidos de piel de oveja o cabra de los que cuelgan pequeños espejos y cencerros que suenan estridentes mientras, aúllan, cantan y bailan. La danza que ejecutan es un ritual agrario muy antiguo, en el que los animales mueren y resucitan, reflejando el ciclo natural de las plantas y el paso del viejo al año nuevo. Las canciones y poemas que recitan pretenden espantar a los malos espíritus – otra de las máscaras tradiciones es la del diablo – y proteger a los habitantes de un lugar en el año que se estrena. Patear el suelo y golpearlo con una maza son gestos que reclaman su fertilidad para después del oscuro período invernal.

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Lo curioso del asunto es que los enanos han visto a este esperpéntico grupo y ni se han inmutado. Su integración es total.

 

2 comentarios

AMA Gloria -

Está visto q son ciudadanos del mundo, ya han visto más q muchos en toda su vida.

Aba Inma -

Claro que su integración es total, si llegaron con diecisiete meses.
Recuerdo haber estado con vosotros cambiando ruedas de invierno a verano hace uno meses en ese sitio y también fuimos a la cafetería del Museo del campesino rumano. Entonces ibamos con menos ropa y tomámos refrescos.
Recuerdo que había charcos por la calle y los enanos saltaban en ellos más felíces que las perdíces.