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Bucarestinos

Bordello's

Bordello's

El pasado fin de semana Bucarest fue invadida por hordas de extranjeros que iban a participar en el geriátrico concierto de AC/DC, así que Lipscani se llenó como las Ramblas en agosto, las terrazas estaban llenas, las calles abarrotadas y la gente paseaba feliz.

 

Hacía tiempo que esperábamos cenar en Bordello’s, un pub situado en el número 9 de la calle Selari, aunque por la densidad de viandantes teníamos limitadas las espectativas de hacerlo la noche del sábado. Bordello’s ocupa dos pisos de un edificio construido en 1714 que fue lugar de descanso y recreo de los nobles y gobernantes de entonces, pues la Corte Principesca estaba cercana. En 1795 el gobierno se trasladó cerca de donde hoy se alza la Casa Poporului, así que el barrio entró en una lenta decadencia hasta convertirse en el distrito rojo de la ciudad. Años más tarde se construyó allí el Hotel Fieschi, uno de los mejores de la ciudad y hacia 1874 se abrió allí un restaurante. Bordello’s recuerda su momento como reputada casa de citas de Bucarest.

 

A pesar de las pocas esperanzas que teníamos de encontrar mesa, quedamos allí con nuestros amigos Alfredo y Forentina para celebrar oficialmente la llegada de Pilar, al acercamos a la terraza confirmamos nuestros temores. Bueno, los esperaremos tomando una cervecita. Y en esto que quedó libre una mesa en la misma terraza, el escaparate perfecto desde donde disfrutar de la animación de un Bucarest en plenas celebraciones por haber entrado en el circuito de una vieja banda de rock.

 

Bordello’s no nos defraudó. La carta es extensa y está muy bien surtida de los platillos más variados a los que el menú llama Tapas: hummus, palitos de mozzarella, tabbouleh, jalapeños con queso, patatas muy bien fritas, calamares, gambas fritas, paella valenciana (no nos atrevimos), chorizo al vino, chili con carne, albóndigas con salsa de almendras, pollo tandori, alitas de pollo, costillar con salsa barbacoa, filetitos de ternera con rúcula, weiswurst y mucho más en una fusión de cocinas hispánicas, árabes, americanas e italianas, como mínimo. La carta de cervezas y vinos, igual de extensa y bien surtida. En fin, un lugar muy recomendable para el veranito que se avecina.

 

Cenamos como auténticos tragaldabas, así que después no nos quedó más remedio que ir a bailarla al Club Mojo para quemar calorías. Primero en la discoteca del sótano, donde movimos el esqueleto y remojamos el gaznate, después al karaoke, donde Pilar hizo una memorable actuación que sin duda será más recordada que el concierto de los vetustos AC/DC. Nunca Bucarest asistió a tanta entrega y pasión.

 

2 comentarios

Carlos -

¿Visión comercial?, ¿aquí? Nunca lo oí nombrar...

PilarABBA -

Ya podrías haber colgado una fotico del restaurante y sus maniquies prostitutas. En cualquier caso, Carlos, a mí lo que más me sorprendió de Bordello´s fue la falta total de visión comercial del dueño cuando simplemente dijo: "no hay mesa".