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Bucarestinos

Buscando a Hittler

Buscando a Hittler

Esta mañana he tenido una de esas reuniones pesadas y algo tensas de las que uno sale con la cabeza como un bombo y con ganas de morder a alguien. Cuando he puesto un pie en la calle, he recordado que muy cerca de allí estaba el Cementerio Filantropia, así que he caminado un poco para despejarme y me he dispuesto a visitar el recinto.

¿Puede haber mejor lugar para despejar la cabeza pausadamente que un cementerio?

En el Cementerio Filantropia se encuentran enterrados miles de judíos askenazís, cuyos antepasados se asentaron en la Europa Central y Oriental en el siglo X. Los que hoy reposan en Filantropia hablaban el yídish, una lengua surgida de la combinación de los dialectos germanos de la región con influencias eslavas y hebreas.

La primera mención documental de los judíos de Bucarest está fechada en 1550, durante el reinado de Mircea V El Pastor, momento en que se constata la presencia de 8 judíos en la ciudad. La población judía fue creciendo a lo largo de los siglos, aunque especialmente durante el siglo XIX cuando muchos judíos de Galizia (evidentemente no la del pulpo a feira y el Alvariño, sino la ucraniana) se trasladaban periódicamente a Moldavia y Valaquia para participar en las ferias.

El primer y más antiguo cementerio hebreo de la ciudad, inaugurado en el siglo XVII, se situaba en la calle Sebastopol pero fue desmantelado durante la Segunda Guerra Mundial (hoy sólo quedan para el recuerdo algunos dibujos del pintor Lazar Zin).

Durante la primera mitad de los años 40 del siglo XX, la política de rumanización llevada a cabo por el Mariscal Antonescu empujó a la clandestinidad a los judíos de la ciudad  y entre 1942 y 1944 fueron expropiados 1042 inmuebles comunitarios tales como templos, sinagogas, escuelas, hospitales, asilos, orfanatos, baños e incluso cementerios, que empezaron a ser desalojados. Hasta tal punto llegó el antisemitismo de las autoridades que iniciaron labores de exhumación de cuerpos sospechosos de ser judíos que reposaban en cementerios cristianos. Por otro lado, para evitar nuevos enterramientos por el rito judío, el Ministerio del Interior obligó a que todos los cadáveres de hebreos fuesen incinerados. A pesar de los esfuerzos de los fascistas, el Cementerio Filantropia se ha mantenido como firme recuerdo de una sociedad bucarestina, rica y variada, en la que cabían todas las creencias.

Pasear entre las tumbas es una lección de historia de Rumania. Aquí y allá encuentras, entre muchos otros, el sepulcro de un coronel que fue secretario personal de la reina Elisabetta, el del vicepresidente del Banco Nacional de Rumania, el del escritor Mihail Sebastian (ver Mihail Sebastian, post del 12/11/2009) o los de los soldados hebreos que dieron su vida por Rumania en la Primera Guerra Mundial. También, como curiosidad, puede verse la tumba del sombrerero Adolf Hittler, aunque recomiendo preguntar por ella a los cuidadores del cementerio, quienes por una módica suma os llevarán directamente hasta ella ya que no es fácil encontrarla.

En Bucarest existe también un cementerio sefardí en la salida de la ciudad, en dirección a Giurgiu, junto al City Mall, en el que se han colocado algunas de las lápidas recuperadas del viejo cementerio de la calle Sebastopol.

Como ocurre en tantas otras ciudades europeas, la visita al Cementerio Filantropia es una experiencia sobrecogedora que recomiendo vivamente a mi amable lector.

2 comentarios

Carlos -

Querido Miguel,

Tienes toda la razón y no es la primera vez que ocurre. Pero bueno, la información es libre y la historia era buena, los lectores del blog al que haces referencia están muy escorados ideológicamente y dudo que compartan mis gustos y opiniones, aunque lo de copiar-pegar denota poca imaginación...

Gracias por leer nuestro blog!

miguel -

Ojeando este fantastico blog y al ver esta entrada me he dicho, donde he visto yo esto antes ??, y lo he recordado.
Amigo, alguien te copio la historia.
http://imbratisare.blogspot.com/2010/07/aqui-yace-adolf-hittler.html