Ovidio y el fauno
Regresando hoy a casa del trabajo he recordado otro de los motivos por los que me gusta Bucarest: si uno está lo suficientemente atento, mil y una sorpresas emergen en los lugares más insospechados.
Sobre la cornisa de uno de tantos castigados edificios vanguardistas de Bucarest, colocada como por descuido, se levanta la escultura de un hombre junto a un fauno. Por supuesto, no lo he reconocido a la primera, he tenido que bucear un poco en la memoria y en los libros para recordar Las Metamorfosis de Ovidio, el poeta romano condenado por el emperador Augusto al exilio en Tomis (la actual Constanza, en la costa del Mar Negro), símbolo nacional en Rumania y de su destino trágico.
Ovidio está representado con el semblante serio, casi triste, penando su exilio lejos de Roma. El fauno, con las pezuñas colgando y una flauta de Pan en la mano - el típico nai rumano -, parece reírse de su suerte, como recordándole algún oráculo en el que le advirtió sobre su futuro.
Querido peatón, si pasas por el boulevard Eroii Sanitari, en la esquina con la calle Dr. Clunet, levanta la vista del suelo – no te preocupes, no hay socavones por ahí – y encontrarás esta curiosa escultura que bien merece un poco de tu tiempo.
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Luis. -