Herta Müller
Sería pedante y, sobre todo, mentira afirmar que conocía la obra de Herta Müller antes de ayer, sin embargo, en cuanto he leído sobre ella y el Nobel de Literatura que acaba de recibir, me ha asaltado una curiosidad frenética, imparable, así que no he esperado ni un minuto para pedir a mi hermano Alberto que me traiga todo lo que encuentre de ella en su próxima visita a Bucarest.
Herta Müller nació en 1953 en Niţchidorf, cerca de Timişoara, en el seno de una familia suaba, es decir, de la minoría germano-rumana. Su madre fue deportada a la Unión Soviética, donde pasó cinco años en un campo de trabajo condenada por haberse casado con un oficial de las SS, hecho que marcó la infancia de la pequeña Herta y su última novela Atemschaukel (2009).
Hertha estudió simultáneamente filología germánica y rumana en la Universidad de Timisoara y allí tuvo su primer contacto con jóvenes escritores de habla alemana opuestos al comunismo. En 1979 fue despedida de su trabajo como traductora por negarse a colaborar con la Securitate, la policía secreta rumana, que a partir de entonces empezó a acosarla.
A consecuencia de todo ello, su primer libro, Niederungen (En tierras bajas, que puede encontrarse en España) estuvo cuatro años en un cajón de la editorial antes de publicarse censurado en 1982. Sus descripciones de la vida opresiva, intolerante y corrupta en un pueblo germanoparlante de Rumania le valieron las críticas más negativas de la prensa rumana, sin embargo, un par de años después recibió el premio Aspekte en Alemania, al mejor debut en lengua alemana del año. Un libro más reciente (1992) con temática parecida es El hombre es un gran faisán en el mundo (Der Mensch ist ein großer Fasan auf der Welt), que también se encuentra en las librerías españolas.
Tres años más tarde, Müler emigró a Alemania con su esposo, el escritor Richard Wagner, donde ha seguido desarrollando su carrera con novelas como Der Fuchs war damals schon der Jäger (La piel del zorro) y Herztier (La bestia del corazón), en las que relata de forma detallista la vida cotidiana en una dictadura estancada.
Es interesantísima la historia de los habitantes germanos de Rumania. Aunque existían poblaciones germanas anteriores, la mayoría de los sajones de Transilvania llegaron a Rumania en los siglos XII y XIII gracias a la política de colonización del rey húngaro Geza II. Ellos edificaron las ciudades más antiguas y bellas de Transilvania y edificios emblemáticos como la plaza mayor de Sibiu (Hermannstadt) o la Iglesia Negra de Brasov (Kronstadt), la catedral gótica más oriental de Europa. Precisamente hace unos meses, una conocida de Brasov me reconocía que echaba de menos a los alemanes que se fueron en los 80 pues eran trabajadores, responsables, honestos y educados. “Ojalá nos gobernasen ahora ellos”, dijo. Müller pertenece a los suabos del Danubio, que llegaron de Baviera y Alsacia a Rumania de la mano de María Teresa de Austria, a partir del siglo XVIII, para repoblar zonas devastadas por la guerra contra los turcos.
Estos alemanes sobrevivieron a tártaros, turcos, pestes, políticas asimilacionistas, a dos guerras mundiales y al castigo de la deportación de posguerra, pero no pudieron con Ceauşescu, que los vendía a la República Federal Alemana a razón de unos 5.000 € por persona. Llegó a haber más de 600.000 germano-rumanos en Rumania pero hoy sólo quedan 60.000.
Esta misa mañana he preguntado a un par de amigos rumanos sobre Herta Müller y no sabían nada de ella. Me ha dado mucha pena.
5 comentarios
Javi Carrion -
Carlos -
Javi Osorio -
Ana HyA -
A mi también me dejó sorprendida todo lo que oí de ella en la radio y estaba segura de que, en tí, se despertaría una curiosidad todavía más extrema.
Me alegro de haber sido la primera en comunicártelo... jejeje!!!
ya me dejarás esos libros que desgraciadament, te podrá llevar Alberto ants que yo. ¡Vaya suerte el tío!
Un beso gigante de hermana con sabor... a buena literatura por descubrir.
Ángel -
http://criticabuap.blogspot.com/2008/06/herta-mller-el-faisn-rumano-ha-estado.html