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Bucarestinos

Escapada a Bulgaria (y II)

Escapada a Bulgaria (y II)

Hoy hemos intentado no levantarnos pronto, queríamos descansar y recuperar fuerzas, aunque la llamada del desayuno nos ha hecho saltar de la cama como un resorte.

 

Preparados para la vida moderna, hemos iniciado la ascensión de la fortaleza de Tsaravets, antigua e imponente residencia de los zares del Segundo Imperio Búlgaro. La fortaleza, separada por el río Yantra, albergaba no sólo a los zares, sino a la nobleza, al alto clero búlgaro y a una buena parte de la población, que residía cercana a la ribera del río.

 

Actualmente se conserva el lienzo de la muralla, las plantas de muchos edificios (iglesias, residencias nobles, tabernas, etc.), una parte del castillo de los zares y la iglesia del Patriarca, totalmente reconstruida, en lo alto del montículo. Desde su torre, se disfruta de la vista más impresionante sobre Veliko Tarnovo, especialmente sobre sus casas colgantes sobre el río Yantra, que poco tienen que envidiar a las casas colgantes de Cuenca en cuestiones de espectacularidad. En la base de la fortaleza, la pequeña iglesia de San Dimitar de Salónica, de 1185, fue el escenario de la proclamación de la independencia búlgara frente a Bizancio.

 

Veliko Tarnovo acoge buenos ejemplos de arquitectura doméstica búlgara y en sus empinadas calles abundan los talleres de artesanía, las cavas y los anticuarios, además de buenos cafés con terraza donde pararse a descansar, tomar algo y leer un rato. A pesar de todo, el mejor sitio para disfrutar de la buena mesa y de la mejor arquitectura doméstica búlgara es, sin duda, Arbanassi.

 

A unos 3 kilómetros de Veliko Tarnovo, subiendo por las montañas, se sitúa esta preciosa villa, fundada en 1230 tras la victoria del zar Ivan Asen II sobre el déspota de Epiro. Tras la caída de Veliko Tarnovo en manos turcas (1393), muchos de sus habitantes se refugiaron allí. Entre los siglos XVII y XVIII, floreció de manos de cientos de comerciantes que se instalaron allí, siendo un lugar de referencia para el comercio entre Moldavia y lugares tan remotos como Rusia, Irak o incluso la India.

 

Actualmente se conservan unas 80 casas de la época, todas rodeadas de una pequeña muralla que esconde jardines muy bien conservados. Todas suelen tener dos plantas, con la inferior siempre en piedra para la servidumbre y el almacenaje de productos. La planta superior, de madera, servía de planta noble, con salas de verano e invierno, cocina, salones, etc. Pueden visitarse algunos ejemplos, como la Casa Kostancalieva (1798), la Casa Balcanski u otras, todas son una joya.

 

Debo destacar también en Arbanassi la fuente con el lema en árabe: “Quien observa y bebe mis aguas tendrá luz en sus ojos y en su alma”. Por si acaso, yo me he bebido un buen trago.

 

Ya entrada la tarde hemos vuelto al caos bucarestino. Los niños ya estaban durmiendo.

 

1 comentario

Paco -

Teneis que ver el espectaculo de luces y musica que montan en Tsarevets de vez en cuando. Es dificil saber cuando lo hacen, quiza preguntando en alguna oficina de turismo, pero es IMPRESIONANTE