Modernismo transilvano
Lo prometido es deuda, así que vamos a hablar de Cluj-Napoca, donde he pasado un par de días por trabajo.
Cluj-Napoca se encuentra en el noroeste de Rumania, en la provincia que lleva su nombre y de la que es su capital. Por suerte para la ciudad, la deconstrucción llevada a cabo por el régimen comunista no alcanzó al centro histórico de Cluj y así pudo conservar sus monumentos y edificios góticos, barrocos, neo-bizantinos y, especialmente, modernistas, que son la joya de la ciudad.
El modernismo transilvano bebe los vientos del Sezessionstyl austriaco y del Art Nouveau húngaro, que tanto influyó en la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX, bajo el gobierno del Imperio Austrohúngaro (en la imagen, la sede del Consejo Provincial, con la catedral ortodoxa de la ciudad al fondo). La ciudad bien vale una visita, aunque sea sólo para admirar una corriente artística tan desconocida, sin embargo, su ambiente animado, sus librerías, sus terrazas y sus calles peatonales no harán más que confirmar al visitante en de su decisión de detenerse aquí.
Todavía queda mucho por hacer en Cluj, sin embargo, la respetuosa y eficiente labor de restauración y dignificación de la ciudad bien merece un 10 para su excelente alcalde, el liberal Emil Boc.
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