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Rumanía, Rusia y el escudo antimisiles de EEUU

Rumanía, Rusia y el escudo antimisiles de EEUU

Tras la llegada del estigmatizado George W. Bush a la Casa Blanca, EEUU puso en marcha un carísimo programa de defensa llamado Escudo Antimisiles o, en la jerga militar, Sistema ABM. Sin entrar en detalles, se trata de un sistema de defensa diseñado para interceptar misiles enemigos antes de que lleguen a su destino. Mediante este escudo protector, EEUU afirma proteger a sus aliados europeos de los ataques de los bautizados como estados terroristas, es decir, Irán y Corea del Norte. Por su parte, desde que se produjeron los primeros movimientos de EEUU para formalizar su escudo - entre ellos, pedir apoyo a Rumanía para instalar parte del sistema en su territorio -, Rusia ha alzado la voz en su contra y ha lanzado graves amenazas que alertan con la reedición de la temida Guerra Fría.

¿Por qué?

Rusia, Bielorusia y Kazajstán han llegado, no hace demasiado tiempo, a un acuerdo para la creación de un mercado común e incluso se han planteado tener una sola moneda. Ucrania, más inestable políticamente, con una lucha encarnizada entre pro-rusos y pro-occidentales, ha mostrado también su interés por participar en este proyecto, lo que podría acabar resucitando una estructura parecida a la de la Unión Soviética. A pesar de todo, todos estos países, ricos en materias primas, necesitan la tecnología y el capital de la Unión Europea y, más concretamente, de Alemania (el miembro más capaz y solícito), para invertir las divisas producto de la venta de sus recursos naturales en crear un tejido industrial potente y unas infraestructuras modernas.

Por su parte, Alemania, harta de la Unión Europea y especialmente de sus socios más díscolos, mira hacia Rusia para proveerse de lo que necesita (principalmente, energía) y reencauzar su maltrecha economía. Paralelamente, el declive demográfico alemán puede acabar arruinando la infraestructura industrial alemana pues la escasez de mano de obra, combinada con una población envejecida, garantiza el desastre económico. En este contexto, en Rusia puede encontrar un excedente de mano de obra barata e incluso terreno abonado donde trasladar parte de su producción. Además, Alemania quiere distanciarse discretamente de Estados Unidos, sobre todo después de que reclamara su apoyo en la impopular y atascada guerra de Afganistán.

Estando así las cosas, si Alemania y Rusia siguen alineándose, los países que se encuentran entre el Báltico y el Mar Negro serán indispensables para la política norteamericana. Polonia es el más grande de ellos y el situado más estratégicamente y, aunque le beneficia claramente ser miembro de la Unión Europea, le aterra quedar bajo la influencia de sus enemigos históricos. Por su parte, EEUU necesita limitar la entente ruso-alemana o, al menos, crear un contrapeso en la región. Por este motivo, cuando Washington empezó a desplegar el sistema ABM, escogió Polonia para instalar las primeras baterías de misiles. Rusia se opuso enérgicamente pues sabía que los sistemas estratégicos de este tipo necesitan ser protegidos y se temía, por tanto, un despliegue de tropas norteamericanas cerca de su frontera. Todo ello se pone todavía más de manifiesto cuando se tiene en cuenta que ni Irán ni Corea del Norte tienen capacidad para lanzar misiles de un alcance de hasta ocho mil kilómetros ni los tendrá en un futuro próximo.

Algo parecido ocurre con Rumanía. Para Estados Unidos es imperativo reforzar sus relaciones con el gobierno rumano, apoyarle económicamente y ayudarle a modernizar sus fuerzas militares (lo mismo ocurre con el eslovaco y el húngaro), es decir, crearle la necesidad de ser pronorteamericano. En consecuencia, el mes pasado la administración Obama llegó un a un acuerdo con el gobierno de Basescu para instalar una base de interceptores de cohetes de medio alcance SM-3 en Rumanía.

En este tablero de ajedrez, la derrota de Georgia frente a Rusia en 2008, ante la pasividad de los norteamericanos, incrementó la incertidumbre política en Rumanía y el resto de países del cinturón defensivo frente a Rusia pero la realidad es que EEUU sólo sacrificó un incómodo peón – al fin y al cabo, su aliado en la zona para contener a Rusia es Turquía - para obtener otras concesiones puntuales de Moscú, especialmente en el escenario centroasiático. Toda esta política tiene un cierto medioplacismo pues, en el fondo, EEUU espera que Rusia acabe hundiéndose de nuevo. Su dependencia de las exportaciones de mercancías le permite llenar sus arcas pero no está fortaleciendo su economía, lo que unido al fuerte declive demográfico que empieza a padecer y a una estructura geográfica incómoda, la condena a un futuro incierto, especialmente si no obtiene el apoyo alemán que tanto necesita.  

 

 

1 comentario

Luis. -

Impresionante. Para comentarlo durante horas. Bravo.