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Barbería Gentlemen's

Barbería Gentlemen's

Cuando te cambias de ciudad, uno de los retos más complejos a los que te enfrentas es el de encontrar una peluquería que sepan cortarte el pelo de tal manera que, al terminar, no te quede cara de idiota (por el precio, por el aspecto o por ambos).

Durante todo este tiempo y tras algunas pruebas fallidas, me he cortado el pelo en la misma peluquería de un centro comercial y el resultado siempre ha sido más o menos aceptable, aunque una vez en casa debía darme algún retoque para evitar un flequillo algo extravagante, al perecer muy de moda por estos lares.

Pero esta semana, por fin, he encontrado mi peluquería de cabecera. Se trata de la Barbería Gentlemen’s (Str. George Enescu, 9, muy cerca del Hotel Radisson), un local espacioso, de aspecto clásico, con peluqueros trajeados y amables que, además, no te intentan dar conversación mientras te cortan el pelo.

No se puede ir con prisas a Gentlemen’s pues los típicos 15 minutos de cualquier peluquería se transforman aquí en algo más de una hora cuando cortar el pelo y arreglar la barba se convierten en un oficio artístico. El tiempo se ralentiza en esta sala donde el fígaro pone todo su empeño en conseguir un corte perfecto en el que cada pelo esté en su lugar, sin estridencias. No escatima minutos en su arte y pasa y repasa cada zona hasta la perfección. Lo mismo ocurre con la barba, aplacada con una toalla caliente sobre la cara, enjabonada con brocha, rasurada a navaja y trabajada hasta obtener una simetría indiscutible.

El ritual del corte no termina sin un buen lavado de pelo, culminado con una loción capilar refrescante y un masaje craneal realizado con un extraño aparato vibrador. También la cara recibe su generosa ración de bálsamo hidratante y cremas varias para evitar la irritación causada por el acero.

Tras esta sesión de onanismo capilar, la dolorosa sólo asciende a 70 RON (unos 17 €), es decir, que encima está bien de precio.

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