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Bucarestinos

¡Frío, frío!

¡Frío, frío!

En Rumania existen 83.800 bloques de viviendas con 3,1 millones de pisos. La mayoría de estos edificios no tienen aislamiento térmico por lo que el 57 % de la energía que se emplea para calentarlos se pierde. Así las cosas, en invierno sus habitantes se congelan y en verano de achicharran.

 

Desde el año 2002 existe un programa para la rehabilitación térmica de estos edificios, sin embargo, las trabas burocráticas y una ley mal hecha hizo que durante años sólo pudiesen beneficiarse del programa una media de entre 25 y 30 bloques anuales. Viendo la desastrosa gestión del programa, el año pasado se publicó una ordenanza de urgencia (¡sólo 6 años después!) que ha conseguido reducir el período de implementación de los proyectos, ha establecido ayudas estatales para familias con dificultades económicas y para asociaciones de vecinos con pocos recursos financieros y ha asegurado unos estándares superiores de calidad de las obras realizadas.

 

Hoy Bucarest y muchas otras ciudades se han cubierto de andamios que cubren los bloques en pleno proceso de rehabilitación. La imagen es chocante pues primero los envuelven con centenares de paneles de poliestireno extruido de 7 cm de grosor (el Porexpán de toda la vida), después remozan la fachada y la pintan con colores pastel (crema y melocotón principalmente) que contrastan con el gris tóxico circundante.

 

Sea como fuere, celebro que el programa por fin de sus pasos más efectivos pues permitirá a muchos rumanos pasar un inverno más cálido, ahorrar energía y dar un alivio a sus maltrechos bolsillos.

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