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Ensimismamiento

Ensimismamiento

Decía Sócrates en el siglo V a.C.: “Los jóvenes de hoy aman el lujo, tienen manías y desprecian la autoridad. Responden a sus padres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros.

 

A parte del desconcertante detalle del cruce de piernas, el asunto sigue trayendo cola hoy en día. Pero aunque el problema es viejo, algo ha cambiado desde que Sócrates formuló esta afirmación (alguien la copiaría más tarde, quizás Platón, pues Sócrates no dejó nada escrito), ya que nunca como hoy en la historia de la Humanidad el acceso a la información había sido más fácil y generalizado (o globalizado, como gusta ahora decir).

 

Entrar en la Biblioteca de Alejandría, aquella que ardió probablemente en el siglo III, debía resultar apabullante para sus contemporáneos. En aquél momento, sólo algunos tenían acceso a la cultura y el desafío del saber era motivo suficiente para superar sus angustias y sumergirse en la lectura y la investigación. Hoy tenemos una inmensa Biblioteca de Alejandría de alcance universal, lo que nos convierte en seres con un potencial infinito y una responsabilidad absoluta sobre su explotación, es decir, somos los únicos responsables de nuestra ignorancia. En Occidente no hay excusas económicas o sociales para ser un imbécil. Lo eres porque deseas serlo. Dice Fernando Savater que la sociedad es frecuentemente sublime pero que la masa es siempre abyecta. Hay que dejar a un lado el paternalismo y admitir que la masa es abyecta porque se recrea en su estulticia y renuncia al esfuerzo de aprender.

 

Al contrario de lo que a primera vista podría parecer, Internet nos obliga a ser más exigentes con nosotros mismos pues toda la información que ofrece requiere el filtro de la Razón o la aplicación de un criterio claro para separar el trigo de la paja (lo mismo podría decirse de la televisión, la radio o los periódicos, aunque he preferido referirme a Internet por ser la herramienta de información preferida por la gente más joven). Desgraciadamente, la imbecilidad generalizada ha renunciado al indispensable filtro, lo que la convierte en cómoda víctima de teorías de la conspiración y absurdas creencias.

 

La ignorancia y el ensimismamiento (gracias, Guille, por introducir este concepto para definir este gran mal que nos aqueja) son hoy más delictivos que antes pues constituyen una postura deliberada de individuo.

3 comentarios

Cesar -

Bueno, amigo Carlos, ya sabes que hay mucha línea isoeléctrica en el electroencefalograma..
Nota personal: Tío, aunque te enfades... definitivamente el lametón.

Guille -

La imbecilidad, la imbecilidad, la imbecilidad...

Luis -

A riesgo de parecer pedante, la cultura ha sido siempre minoritaria, y ahora no lo será menos. Entre otras cosas, porque requiere tiempo y esfuerzo, algo incomprensible en la manía por lo inmediato que nos ahoga.