Adiós a la radio
El sábado por la tarde, con el coche aparcado frente a nuestra casa, nos robaron la radio-CD. ¿Quién lo iba a pensar? ¡Pero si está hasta pasado de moda!
Rumania está tan anticuada que hasta los delitos son anacrónicos. Reconozco mi sensación de rabia e impotencia cuando vi los cables cortados colgando del hueco donde debería estar el aparato (aunque la foto no es de nuestro coche, el desolado aspecto es el mismo). Además, se llevaron el CD de Najwa Nimri.
Posiblemente, si hubiésemos ido a la mañana siguiente al mercadillo de Drumul Taberei, la hubiésemos encontrado entre los miles de cachivaches que allí venden. Cuando se lo comenté a nuestro vecino, me dijo convencido: “Es que en Bucarest no se puede dejar la radio en el coche aparcado sin quitar el frontal”.
Obvio, pensé, aunque tarde.
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Andrada -