Noches alegres, mañanas tristes
Como Berni es un tipo de palabra, ayer quedamos para cenar y salir a tomar unas copas en algunos de sus locales de referencia.
Tras tomar un taxi cuyo conductor iba completamente borracho, llegamos sanos y salvos al restaurante italiano La Dolce Vita, lugar de reunión de muchos expatriados, especialmente españoles y franceses. El servicio, viejos conocidos de Berni, fue muy atento y la comida estuvo a la altura, especialmente el filete al gorgonzola, un prodigio teniendo en cuenta el total desconocimiento de la gastronomía del filete de ternera que existe en estos lares.
Tras la cena, nos dirigimos al Pub Terminus, un garito aparentemente inocente que esconde varios secretos. En primer lugar, debes bajar unas semiescondidas escaleras de vértigo para alcanzar un sótano repleto de la flor y nata de los expatriados españoles, ahí están todos (o muchos de ellos), alegres, con una copa o una cerveza en la mano, hablando animados y contoneándose al ritmo de la música disco. Todo normal, una discoteca más.
De repente, una música especial, unos focos que se centran en una pequeña plataforma y todos se apiñan unos junto a otros, atentos, expectantes, como frente a un cuadro del museo del Prado, aunque la compostura se pierde rápido cuando surge una gogó ataviada de policía, o de ladrona, o simplemente de niña mala; la ropa desaparece con los contoneos, giran las cabezas según las posturas imposibles de las bailarinas, aparecen muecas de incredulidad y empiezan los comentarios del tipo “Aquí solo falta un tricornio”. Cuando acaba el espectáculo, todos vuelven a sus copas, a sus conversaciones y aquí no ha pasado nada.
3 comentarios
Javi Carrion -
Aba Inma -
A seguir disfrutando!!!!!
AMyA -