Dragoș I Voda, fundador del Principado de Moldavia
Mientras en España se desarrollaba la reconquista y la peste amenazaba la península, Pedro IV de Aragón se extendía por el Mediterráneo hasta conquistar los lejanos ducados griegos de Atenas y Neopatria y Alfonso XI de Castilla fortalecía su poder frente a los nobles castellanos, en una corte en la que triunfaban los romances caballerescos, en el extremo opuesto de Europa, el voivoda de Maramureș, Dragoș I, fue enviado hacia el este, por el rey Luis I de Hungría (1342-1382), para formar una marca defensiva frente a los tártaros de la Horda de Oro, que llevaban un siglo asentados en el territorio de Moldavia y constantemente realizaban ataques contra la vecina Transilvania.
Dragoș I, retrato del siglo XIX
La fecha de la conquista del establecimiento de la marca de Moldavia es muy incierta y, según los historiadores, puedo producirse en algún momento entre 1304 y 1359. La toma de los territorios moldavos está trufada de incertidumbre y, de hecho, más popular que la propia versión de las crónicas es la leyenda, descrita por el cronista valaco Radu Popescu y el príncipe moldavo Dimitrie Cantemir, según la cual Dragoș I alcanzó Moldavia tratando de dar caza a un uro (zimbru), un agresivo animal parecido a un toro o un bisonte. Durante la persecución, la perra de Dragoș, Molda, resultó herida de muerte, por lo que éste bautizó con el nombre Moldova el río que allí encontró. Con el tiempo, ese nombre pasó a denominar el principado entero. Actualmente, el escudo de Moldavia contiene en su blasón la cabeza de un uro, en recuerdo de tan bonita historia.
Dragoș fue sucedido por su hijo Sas (1354-1358) y su nieto Bâlc (1359) quien, antes de poder consolidar su poder, fue destronado por otro voivoda de Maramureș, Bogdan I, rebelde al rey de Hungría. En esas circunstancias, Bâlc volvió a Maramureș, donde recibió del rey húngaro las tierra de Bogdan, mientras que éste tomó posesión del territorio de la marca, independizándolo de Hungría y resistiendo tanto a los ataques polacos como tártaros. La Moldavia independiente empezó a dar sus primeros pasos firmes.
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