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Castillos y fortificaciones de Rumanía: siglos V al VII (I)

Castillos y fortificaciones de Rumanía: siglos V al VII (I)

Uno de lugares más comunes en el imaginario colectivo sobre Rumanía es su condición de tierra poblada de castillos misteriosos que albergan tétricas leyendas, propias de la literatura decimonónica. Como tierra de paso migratorio primero y frontera entre imperios después, Rumanía dispone de una buena panoplia de castillos, aunque menos de los que tendemos a suponer – su número total no alcanza la centena -, especialmente si lo comparamos con los construidos en España, país cuyo turbulento medievo pobló muestro territorio con unos 2.500 castillos.

Los castillos son construcciones que reflejan una jerarquización social del medievo muy determinada, constituyendo centros castrenses pero también residencias fortificadas de la nobleza y los monarcas. La construcción de castillos está así directamente relacionada con el feudalismo y con el inicio desarrollo de los reinos medievales que, posteriormente, constituirían el embrión de las naciones europeas. El retraso en la formación de los Principados rumanos, en comparación con reinos homólogos en Europa occidental, provocó que la mayoría de castillos se construyesen aquí tardíamente, a partir del siglo XII y, principalmente, del XIII, y declinasen como en el resto de Europa, a lo largo del siglo XV, con la aparición de la artillería con pólvora y proyectiles metálicos. Mientras en España se construyeron castillos durante casi 8 siglos, en Rumania solo se construyeron castillos durante unos 3 siglos. Nótese que no hablo de fortalezas – de las que Rumania cuenta con muy buenos y bien conservados ejemplos a los que, posiblemente, dedique futuras entradas -, evolución moderna de los castillos, dotadas de baluartes y adaptadas a las nuevas técnicas de guerra, que aparecieron hacia el siglo XVI.

Tras esta introducción, me dispongo a dedicar una serie de entradas a distintos castillos de Rumanía, distribuidos a lo largo y ancho del país, algunos en muy buen estado e incluso bellamente restaurados y otros en un triste estado de abandono. Sea como fuere, todos tienen su historia y creo que vale la pena contarla para conocer un poco mejor el desarrollo de los Principados rumanos durante la Edad Media.

El siglo V presenció a la caída del Imperio Romano de Occidente. El tramo final del Danubio, la zona de Dobruja (Dobrogea) – antigua provincia de Escitia Menor -, quedó bajo el control de la parte oriental del Imperio y sus ciudades tuvieron que enfrentarse al asedio constante de godos y hunos, con ejércitos trasladados por Constantinopla para enfrentarse a ellos, apoyados por campesinos locales que colaboraban gracias a la promesa de verse dispensados del pago de impuestos.

Reconstrucción de la fortificación de Troesmis

Durante ese período, no se construyeron nuevos castillos, sino que se repararon fortificaciones romanas ya existentes. Una de ellas fue Troesmis (localizada hoy en Tulcea), mencionada ya por Ovidio, antigua fortaleza de legiones como la Legio V Macedónica o la Legio II Herculia, que fue reforzada y ampliada en el siglo V. Troesmis estaba defendida por sólidos muros con torres y albergaba edificios, un gran canal, dos acueductos y un templo dedicado a la diosa Mitra. En la misma Tulcea, la fortaleza de Argamum, ciudad fundada en el siglo VII a.C. por colonos griegos de Mileto en un golfo del Mar Negro, fue refortificada en el siglo V, tras la caída del Imperio, pero no consiguió resistir los ataques marítimos de godos y ávaros, por lo que fue finalmente abandonada.

 Reconstrucción de la fortificación de Argamum

La fortaleza de Ulmetum, situada en el actual departamento de Constanța, en la zona central de Dobruja, fue construida en el siglo IV, durante el reinado del emperador Teodosio (379-395) y abandonada a finales del siglo V debido a los continuos ataques de los hunos. Según Procopio de Cesarea, Justiniano (527-565) la recuperó en el siglo VI para reforzar las fronteras bizantinas. Sus murallas tenían multitud de torres y contenían diversos edificios, como las viviendas de los agricultores que trabajaban sus inmediaciones, cuarteles e incluso una basílica. 

Imagen aérea de la fortificación de Ulmetum

Reconstrucción de la fortificación de Ulmetum

La fortaleza de Capidava - cuya fotografía aérea encabeza esta entrada -, localizada en Constanța, sirvió también como punto de defensa ante los ataques bárbaros. Con planta de cuadrilátero y muros gruesos, tenía imponentes torres, una gran puerta de entrada y un puerto construido sobre terrazas en el Danubio. En su interior había viviendas, unos baños con diversas piscinas, un centro de mando, barracones, almacenes y, a finales del siglo IV, se construyó una basílica, pues Capidava fue sede episcopal de la provincia de Escitia Menor y centro de difusión del cristianismo. En el siglo II, aquí se estacionaron la cohorte I Ubiorum y, más tarde, la cohorte I Germanorum.

 

Reconstrucción de la fortificación de Capidava

Desde finales del siglo III, Capidava sufrió ataques de los godos hasta el punto de que, en el siglo V, tuvo que ser reconstruida en dos ocasiones, empleando materiales como estatuas, relieves funerarios, capiteles o arquitrabes, lo que demuestra la urgencia de las reparaciones. 

 

Fotografía de las excavaciones dirigidas por Grigore Florescu en 1924

En el siglo VI, tras un incendio provocado por los hunos, se redujo su superficie por falta de fondos para reconstruirla completamente y, finalmente, en el siglo VII fue destruida y abandonada después de un devastador ataque de ávaros y eslavos. No fue hasta la reorganización de las fronteras del Imperio Bizantino tras el renacimiento macedónico, en el siglo X, cuando se reconstruyó como fortaleza de stratiotai, guardias de frontera campesinos, que pudieron defenderla hasta finales del siglo XII, cuando fue definitivamente destruida por los búlgaros.

Otra escena de las excavaciones realizadas en 1924

Capidava fue excepcionalmente longeva, pues la mayor parte de las fortificaciones de Escitia Menor, reconstruidas de época romana, fueron arrasadas en el siglo VII. En general, a partir de ese momento, no se realizaron nuevas fortificaciones ni en el territorio de la vieja Escitia Menor, ni en las zonas ocupadas por gépidos o ávaros, localizadas en otros territorios de la actual Rumanía.

5 comentarios

Mercè Gratacós -

Quina pena que s'hagin perdut... en qualsevol cas és ben interessant.
Espero la segona entrega dels Castells i fortificacions.
Una abraçada!

Gloria -

La cantidad de pueblos "bárbaros" que han atravesado las tierras rumanas es escalofriante. Es un lugar de paso entre Oriente y Occidente y su historia es interesantísima.
Gracias por explicárnosla.

Francisco Javier Tostado -

No se me insertó el link, lo adjunto
https://www.flickr.com/photos/carolemage/41733680061/

Francisco Javier Tostado -

Hola Carlos,
me picaste la curiosidad e investigué algo más en lo que a los castros romanos se refiere y si me lo permites añadiría a los que mencionaste los de Carsium, en Harsova; el de Porolissum, en Zalau y el de Tropaensium, en Adamclisi. Este último, al sureste de Rumani, en la región de Dobrogea, fundada por los veteranos de las Guerras dacias, destruida por los godos y reconstruida por Constantino el Grande en el 316 a. C. Abandonado definitivamente en el siglo VI tras ser arrasada por los avaros. Allí puede verse un monumento erigido por orden del emperador Trajano (Tropaeum Traiani) y construido por el arquitecto Apolodoro de Damasco tras las Guerras dacias en el que pueden verse escenas del conflicto bélico, similar a la Columna trajana de Roma.
Intenté dejar una imagen de este castro pero no lo conseguí. Dejo este enlace donde puede verse para quien le interese.

Aprendí mucho con tu entrada de hoy y espero las siguientes...
Saludos


Marta Roca Cuffí -

Muy interesante artículo, a la vez que sorprendente en cuanto a las grandes diferencias en cantidad entre Rumanía y España por ejemplo. Habrá que ir a visitar alguno de ellos