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Bucarestinos

El deshollinador

El deshollinador

Todos los días veo al deshollinador cerca de la puerta de mi oficina. Suele rondar la esquina de la calle, saludando amablemente a los que pasan, a veces, incluso intercambia dos palabras con alguien. Imagino que su constancia le ha hecho conocer las caras de los que cruzamos diariamente por aquí así que nos saluda con una sonrisa de esas que sólo se dedican a aquéllos que conoces de toda la vida.

 

El deshollinador lleva todas sus herramientas al hombro: cepillos, un largo alambre enrollado con una bola metálica en uno de los extremos que sirve de contrapeso y una escoba circular en el otro, muchos paños y esa sonrisa con la que ofrece sus servicios.

 

En Bucarest todavía hay muchas chimeneas que escupen humo negro y ceniza cuando hace frío pues el gas no ha podido con las viejas sobas de porcelana, así que el deshollinador aún tiene trabajo que hacer aquí. 

1 comentario

Ana, hermana y amiga -

Vaya a este deshollinador sólo le falta cantar eso de:

Chim chímeni, chim chímeni,
chim chim cherí,
Deshollinador, tú eres siempre feliz.
Cuando se nace deshollinador
entonas feliz "chim cherí, chim chiró"
Chim chímeni, chim chim cherí chim chiró.

Jejeje!!! Quizás mientras deshollina...