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Denuncia como puedas

Denuncia como puedas

Tras el robo de la radio, he ido a un taller oficial de Dacia a arreglar el estropicio y a instalar una alarma. Mi compañía de seguros me confirma que estoy cubierto en lo que a sustitución del bombín reventado se refiere, sin embargo, a la factura del arreglo debo añadir una denuncia en la policía. ¡Horror!

 

Temiéndome lo peor, me acerco a la comisaría más cercana del Sector 5. El edificio cochambroso me impresiona. En la puerta, un policía muy amable me pregunta el motivo de mi visita y tras explicarle la situación, me dice: “Sí, ahora los ladrones vienen de fuera muy preparados, ni las alarmas sirven – de nuevo, ¡horror! -. Suba al tercer piso”. Me ahorro los comentarios, aunque asiento.

 

Unas escaleras a oscuras me llevan a un pasillo lleno de habitaciones sin señalizar. Guiado por el sonido de una televisión, entro en la única sala con la puerta abierta. Un hombre en ropa de calle mira un capítulo de Colombo – para aprender, imagino – y cuando entro se levanta como un resorte y empieza a trastear papeles de un armario. “Tome asiento”, dice en un tono quizás demasiado autoritario teniendo en cuenta que soy a quien han robado.

 

Mientras sigue con la cara metida entre papeles, inocente de mi le comento que el robo se produjo el sábado por la noche, frente a mi casa. Detiene inmediatamente su actividad, se gira muy serio y pregunta: ¿Cómo?, ¿y por qué no ha venido hasta hoy? En mi mente se repite “En realidad he venido porque mi compañía de seguros dice que necesito una denuncia, no confío nada en ustedes ni en su capacidad para resolver este “caso”. Sólo hay que ver su aspecto aburrido y sus instalaciones para confirmar mi intuición”, sin embargo, prefiero decirle que tengo una vida familiar algo complicada con tres enanos y que hasta ese momento no he tenido un momento libre. ¡Ah, qué error!

 

A partir de ahí, bronca a gritos, que si la ley me obliga a denunciar inmediatamente (¿hay una ley que me obliga a ir corriendo a una comisaría rumana – jajaja -  a las 10 de la noche para denunciar que me han robado la radio?), que cómo van a coger a los ladrones si pasan tantos días (si denuncio inmediatamente, ¿los atrapan seguro? Jajaja), que si ha llovido y las huellas dactilares se han borrado (ya, que si no, las tomáis en plan CSI y las metéis en la base del datos del ordenador que todavía no he visto…), que no entiende la excusa de los niños (…vaya, ahora soy sospechoso…), que yo no estoy por encima de la ley (ya, ni usted, ni nadie aquí, sin embargo, la ley en este país es de cachondeo). Al discursito, se añaden miradas de desconfianza y finalmente una pregunta, ¿Puede escribir una declaración en lengua rumana? Y aunque podría intentarlo, después del discurso pienso “Hágalo usted, que para eso le pagan”, aunque simplemente respondo que no puedo. “Ah, entonces, tiene usted que venir con un traductor autorizado”. Le respondo que me cuesta más venir con un traductor que el valor de la radio y el buen policía me da de plazo hasta mañana por la mañana para hacer mi declaración. Ya le advierto: “No volveré”. Más gritos sobre el cumplimiento de la ley. Ante mi mirada atónita, se encoge de hombros y vuelve a mirar a la televisión.

 

Antes de levantarme y marcharme sin haber podido poner la denuncia pienso que el capítulo de Colombo debía estar en su momento más interesante y que he interrumpido a este abnegado funcionario, tan preocupado por el cumplimiento de la ley.

6 comentarios

ami -

pués yo me lo creo. en absoluto,las autoridades rumanas son más bien asquerosas a la hora de atender amablemente. soy rumana y sé de que hablo.

Jesu -

Personalmente no me creo un ápice lo que dice esta personaacerca de las peripecias que ha pasado en la comsaria a la que acudió para denunciar el robo de una radio, segun parece, de su automovi. A mi esposa la robaron en el hotel donde nos hospedamos el bolso con toda su documentación, y cuando al día siguiente fuimos a denunciarlo, nos trataron con toda exquisitez y profesionalidad por los dos funcionarios que nos atendieron, quienes al igual que en España, tomaron nota de todos los detalles e incluso nos invitaron a que incluso el detalle mas insignificante pudiera ser muy valioso, nos preguntaron por el tiempo que ibamos a quedarnos en el hotel, y al saber que estaríamos una semana, sus palabras nos infuncieron ánimos con un "no se preocupen, les tendremos durante ese tiempo al corriente de todo cuanto acontezca", y miren por donde, felizmente a los dos días logran detener a los "cacos", recuperar el bolso y las tarjetas de crédito y demás documentación, como era lógico, el dinero no fué posible, pero esohubiera pasado en España y en cualquier lugar del mundo. Los buenos modos y la buena disposicion de los funcionarios policiales fué en todo momento exquisita, asi que lo que dice esa persona no me lo creo en absoluto.

Guille -

No he incluido a Tony al ser un personaje de ficción, no como Clint, Chuck y Steven, hombres tan reales como esenciales.
Sin embargo, nada me haría más feliz que tener a Tony cuidando de mí y de los míos.

Carlos -

¡Cuánta razón, amigo Guillermo! Especialmente al tomar como referencia a Tony Soprano. Creo que tu - nuestro - gobierno ideal debería incluirlo como Primer Ministro o, en caso de escoger un sistema monárquico, como Emperador.

Guillermo -

¿Qué esperabas? ¿Acaso creías que Jack Bauer iba a ir detrás de ellos? ¿o que Chuck Norris los ajusticiaría?
Al menos estaba viendo un clásico. Aquí, en Barcelona, si vas a una comisaría te encuentras al "mosso" viendo Ventdelplà. Así que menos quejas...
Al final, este robo y cualquier otra fechoría que te hacen no hace más que convencerme de que sólo con un arma un hombre es un hombre. Tony Soprano habría matado a los ladrones, los habría dejado muertos en la calzada sobre los charcos de su propia sangre y habría continuado disfrutando de un helado de litro y del Canal Historia. Al cabo de unos días habría ordenado a Paulie que fuese a poner la denuncia y éste último habría apaleado al incompetente funcionario policial hasta la muerte.
Exagerado, pensarás. Todo lo contrario, es lo menos que se merecen todos estos hijos de puta que nos joden la vida con pequeñas fechorías.
Resumiendo, lo que digo siempre: Clint Eastwood de ministro del Interior, Chuck Norris de Justicia y Steven Seagal de sheriff.

Cesar -

Queridisimo y estimadisimo amigo,
ya te conte mi aventura cuando me robaron las tarjetas de credito y me cascaron 6740 euritos de gasto en menos de 2 horas. Menos mal que Simona me ayudo en la comisaria, pero la descripcion encaja perfectamente con la del distrito 1 en la que yo denuncie..
A mi al menos me devolvieron todo el dinero- la Caixa aqui se porto, si senor-
En fin...Ciudad esta. El sabado nos bebemos unas cervecitas y tan tranquilos.Saludos desde Eslovenia