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A favor y en contra de la (re)unión

A favor y en contra de la (re)unión

El nacionalismo europeo tiene múltiples caras y, mientras en unos lugares clama por la separación, en otros exige la unión; es el caso de Rumania, donde el sector más nacionalista de la sociedad clama por la (re)unión de los territorios de Rumania y su vecina Moldavia. A pesar de ello, el resto de la sociedad rumana observa el problema con poco interés y quienes defienden la unión lo hacen con la boca pequeña, presos de una cierta nostalgia histórica, por temor, principalmente, a las consecuencias económicas de integrar un país más pobre y, en menor medida, por la dificultad de asimilar a minorías no rumanas como rusos, ucranianos, gagauzios o búlgaros.  

Por su parte, en Moldavia, la posición de la sociedad sobre este asunto suele ser más pasional, como han demostrado las manifestaciones, a favor y en contra de la unión, que se celebraron ayer en Chişinău, capital del país, con motivo del 98 aniversario de la unión de ambos estados, tras la Primera Guerra Mundial.

Manifestantes moldavos a favor de la unión con Rumania, reunidos ayer

en el centro de Chişinău. 

Los panrumanistas, que enarbolan la tricolor rumana junto a la bandera de la UE, hablan de los lazos lingüísticos y culturales con sus hermanos de la otra orilla del río Prut – frontera natural y política entre ambos países -, piensan en una reunificación a la alemana y sueñan con circular libremente por la Unión Europea. Por su parte, los opuestos a la unión con Rumania, forman un heterogéneo grupo integrado por nostálgicos comunistas, miembros de las minorías nacionales – que suman una tercera parte de la población moldava – y un grueso de población temeroso del capitalismo salvaje que, en muchas ocasiones, se ha impuesto en Europa del este tras la caída del comunismo, y que se siente más cercano al modelo ruso post-soviético representado por la Comunidad de Estados Independientes. Es indiscutible que ambos bandos oponen modelos económicos, políticos y sociales muy distintos y difícilmente reconciliables.  

El territorio actual de la República de Moldavia fue parte del principado de Moldavia, estado medieval vasallo de los otomanos a partir del siglo XVI, hasta que, tras la Guerra Ruso-Turca de 1806-1812, quedó anexionado a Rusia. Algo más de un siglo más tarde, durante la Revolución rusa de 1917, Moldavia se declaró independiente y, al año siguiente, su Consejo Nacional votó a favor de la reintegración en Rumania. En los días anteriores a la Segunda Guerra Mundial, alemanes y rusos pactaron un protocolo adicional secreto del Pacto Ribbentrop-Mólotov que reconoció el interés ruso por Besarabia, hecho que se reflejó en 1940 con la ocupación rusa del territorio, que el 2 de agosto pasó a convertirse en la República Socialista Soviética de Moldavia. Únicamente tras el desmembramiento de la Unión Soviética, en 1991, Moldavia pudo recuperar su libertad, declarándose independiente el 27 de agosto del mismo año.

Respecto a la posición de los moldavos sobre la reunificación, aparentemente ha sido cambiante en los últimos años pues, si bien de acuerdo con una encuesta a nivel nacional realizada en el año 2011, un 63 % de la población de oponía total o parcialmente a ella, en otra encuesta de principios de 2014, realizada por el Centro Rumano de Estudios y Estrategia, el 52 % de los moldavos estaban total o parcialmente a favor de ella resultado que, honestamente, me cuesta creer y temo refleja más un deseo del centro que realizó el sondeo.

1 comentario

AMA Gloria -

Como siempre, una información interesante, por otra parte, totalmente desconocida.
Gracias, por ello.