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Bucarestinos

Uno sólo en Bucarest

Uno sólo en Bucarest

Veo en la prensa que en España hay montada una buena y yo tengo el corazón partío respecto a lo que allí ocurre.

Me gusta que la gente salga a la calle a protestar, es sano y demuestra que nuestra Democracia está viva, que todavía tiene energías y ganas para denunciar los michelines del sistema. Comparto con los manifestantes sus deseos de poder votar listas abiertas, de reclamar una verdadera separación de poderes - ya saben, aquello del Legislativo, Ejecutivo y Judicial -, de impedir que las listas electorales se llenen de imputados en escándalos de corrupción, de exigir que el voto de un hombre valga igual en todas partes de España, independientemente de dónde viva, o de reivindicar el fin de la financiación pública de los partidos políticos. En definitiva, me gusta que se exija una verdadera regeneración – o depuración – del sistema democrático y, sobre todo, que se haga sin violencia.

Pero también hay cosas que no me gustan, como por ejemplo que algunos pretendiesen extender la protesta más allá de las plazas y recorrer las calles gritando no se sabe exactamente qué el día de la jornada de reflexión y en durante el día de elecciones (cosa que, al parecer, finalmente no ha ocurrido, aunque ya tenemos un segundo precedente – la jornada de reflexión tras el 11M fue la primera - sobre cómo saltarnos a la torera la necesaria paz propia de la jornada de reflexión). Me huele mal que la indignación haya estallado ahora, en plena recta final de la campaña electoral, y no hace unos meses o quizás en un par de semanas. Me escama la vaguedad de las propuestas de los manifestantes, que a estas alturas de la película no hayan elaborado un manifiesto que aclare qué piden exactamente. Me alucinan ciertos discursos demagógicos, que pretender introducir con calzador posturas claramente políticas e ir mucho más allá del origen de la irritación ciudadana. Finalmente, me apena comprobar que los políticos españoles no han entendido nada y que en las últimas horas de campaña intentasen acaparar el voto de los indignados (¿es que no han escuchado ni una palabra de lo que dicen?).

Por mi parte, atendiendo a unos comentarios en Twiter (#romanianrevolution) y llevado más por la curiosidad que por ansias reivindicativas, me he acercado a las 19 h a la Embajada de España, sin embargo, no había nadie más. La foto que he tomado ha despertado los recelos de la policía, que ha venido a preguntarme qué hacía allí tomando fotos. Para no dar demasiadas explicaciones, el blog me ha servido de exclusa.

Veremos qué ocurre mañana.

4 comentarios

Aaoiue -

El manifiesto que surgió al final era tan asambleado que, así, sin desarrollo alguno es fácil de subscribir. Tu punto de vista, sin por ello quitarle mérito alguno, es el de muchas personas que estamos un poco a verlas venir. También me ha dado que pensar el hecho de que cada vez que el PSOE va a perder unos comicios, aparezcan estas reacciones. Y que no hubieran habido protestas antes, ante los factores que has enumerado y sobre todo los casi 5 millones de parados.
La plataforma originada el 15 M ha aglutinado muchos sentires, pensares y pesares, así que es difícil analizarla, pero está claro que no les afectó la elocuencia de las urnas y por lo tanto no aceptan la democracia representativa, en la que los acampados representarían según se ha dicho un 0,2%

¡Muy emocionante el vídeo de la piscina hinchable!

Andrada -

http://www.facebook.com/event.php?eid=150095895060743

AMA Gloria -

Enhorabuena, no te pierdes ni una pizca de actualidad, sea del sesgo q sea ¡éste es mi Carlitos!

Ana, hermana y amiga!!! -

Bravo!! Me alegro de haber despertado al indignado que llevas dentro!!!